Ricardo Montes Bernárdez tiene la corazonada de que, durante su paso por la Escuela de Arquitectura de Madrid, Pedro Cerdán Martínez (1863-1947) quedó prendado de las cabezas de leones que adornaban los buzones de correos de la capital. Y así incorporó a estos felinos como elementos decorativos en las fachadas de algunos de sus edificios más singulares, por ejemplo, en el Real Casino de Murcia (calle Trapería). El investigador y presidente de los cronistas oficiales de la Región acaba de presentar un libro en el que aporta su grano de arena para conocer nuevos detalles sobre el arquitecto nacido en Torre Pacheco que protagonizó el cambio de una época de la mano de otros compañeros de profesión destacados, como Víctor Beltrí, Tomás Rico o Francisco de Paula Oliver Rolandi.
El autor resalta la impresionante producción de Cerdán, “más de 5.000 proyectos”, desde mansiones y palacetes para la floreciente burguesía del momento hasta todo tipo de obra pública, como jardines, mercados y colegios. Su cara más comprometida (debido a su vinculación con el Círculo Católico) la ofreció a la hora de redactar de manera desinteresada los proyectos para la construcción de barrios obreros en varias localidades. Ese extenso legado tiene su explicación. A su enorme capacidad de trabajo se unió que, durante su larga vida (falleció a los 84 años), acaparó puestos de responsabilidad relacionados con su disciplina. Fue arquitecto provincial y de Hacienda, trabajó para la Diócesis de Cartagena y también para el Ayuntamiento de Murcia, además de ser profesor de instituto. Reconocido por la sociedad del momento, sus servicios profesionales fueron reclamados por muchas familias para que proyectara sus residencias.