‘Cinco palmos’ (la exposición que permanece abierta en la sede del Colegio de Arquitectos de Murcia) no es un llanto por la huerta perdida. Más bien, representa una llamada de atención para salvar lo que queda de este entorno agrícola y cultural, transformado a lo largo de doce siglos y que ahora más que nunca se enfrenta al reto de su supervivencia. Aunque ese pulmón verde, que forma parte de las raíces de Murcia, se ha ido adaptando a las necesidades y posibilidades de cada momento, es a partir de los años 80 del siglo XX cuando sufre el depredador avance del ladrillo, a consecuencia de la dispersión de la ciudad, un proceso denominado suburbanización, poniendo en peligro la viabilidad de los usos para los que fue concebida.
‘Cinco palmos’ (el título hace referencia a una medida de longitud empleada tradicionalmente en la huerta; así, por ejemplo, es la anchura de los partidores de las acequias particulares) viene a demostrar, de manera científica, un fenómeno que salta a la vista nada más salir a pasear una tarde de primavera entre tahúllas de hortalizas y cauces de riego: la proliferación de edificaciones a costa de la pérdida de suelo fértil. Solo en los últimos noventa años, las construcciones diseminadas le han dado un bocado de casi 3,5 millones de metros cuadrados a la huerta.
Exposición 'Cinco palmos', en el COAMU. / D. del Castillo
La muestra, comisariada por Marcos Ros Sempere y Fernando M. García Martín, de la Universidad Politécnica de Cartagena, acerca al público en general las conclusiones de una de las líneas de investigación del proyecto ‘Migraciones contemporáneas’. Y, a modo de resumen, viene a desmontar cuatro mitos que pesan sobre los cambios que ha experimentado la huerta de Murcia, como indica el profesor Ros. Por ejemplo, que la ocupación de terreno no ha sido un proceso desordenado y anárquico, sino que ha tenido que ver con unos patrones según las zonas y las épocas de colonización. También, que las regulaciones urbanísticas apenas han tenido incidencia en el fenómeno. O que la reciente crisis económica e inmobiliaria no ha supuesto una ralentización en esta pérdida de suelo productivo. Pero, por encima de todo, y este es el mensaje positivo, aún queda más de la mitad de superficie de la huerta libre de la presión urbanística y edificatoria, eso sí, en bolsas aisladas, por lo que todavía se está a tiempo de salvar este entorno “ancestral e irrepetible” . Eso sí, el tiempo corre en contra, por lo que convendría ponerse ya manos a la obra.
Además de los fríos datos sobre planos, la exposición incluye una proyección con el relato en primera persona de huertanos que han visto cómo ha cambiado el entorno que habitan en el último medio siglo. ‘Cinco palmos’ ha contado con la colaboración de Alfonso Bernal Gallego, Francisco José Bernal Martínez, Dictinio de Castillo-Elejabeytia, Francisco José Galián Torrente, Carlos Pérez Armenteros y Elías Tudela Martínez. La Universidad Politécnica de Cartagena, que figura entre los organizadores, remarca que esta exposición es una prueba de que su ámbito de actuación regional.