El cartagenero José Carlos Martínez dirigirá la Compañía Nacional de Danza, el murciano Nicolás Almagro ha sido elegido tenista español de mayor proyección, el empresario blanqueño Jesús Banegas ha estado en la pugna por la presidencia de la CEOE… Son titulares de la última semana que reflejan una evidencia incontestable: el talento, la capacidad de superación y la actitud emprendedora son cualidades que siempre abundaron en esta Región. No hay techo cuando se compite uno contra uno. En el terreno de las individualidades siempre habrá un murciano, un cartagenero, un lorquino, un jumillano, un caravaqueño… que triunfe en solitario en competencia con los mejores, ya sea en las artes, la empresa, la medicina, el derecho o la ciencia. La cruz de la moneda asoma cuando los empeños son colectivos, cuando se trata de sumar voluntades para hacer un frente común en un contexto cada vez más globalizado y competitivo. El edificante ejemplo que dieron las Universidades de Murcia y Cartagena cuando consiguieron el reconocimiento de campus de excelencia, un objetivo inalcanzable por separado pero factible y fructífero con una candidatura conjunta, no está siendo la tónica de final de año en el mundo empresarial. Quienes conocen bien la historia de la Región saben que algunos de sus déficits estructurales no son sólo una consecuencia derivada de su escaso peso relativo en términos de población, aportación al PIB y relevancia electoral. Inciden también múltiples factores culturales, históricos y sociológicos. Entre ellos, una tendencia al individualismo tan profunda que algunas ofensas y agravios que tendrían una contundente respuesta en el plano personal apenas suscitan una unitaria reacción cuando se dirigen al conjunto de la Región. Ocurre con el déficit histórico de infraestructuras, recursos hídricos o financiación estatal, e incluso ante ataques injuriantes como el del nacionalista catalán Oriol Pujol. Las batallas intestinas que marcaron el pasado reciente de un partido político sacuden ahora al colectivo empresarial en un contexto social sin referentes identitarios sólidos que propicien un sentimiento y un discurso político regional. Qué preocupante que el 60% de los encuestados para un barométro social presentado esta semana considere que los murcianos valoran poco o algo la Región, junto a un 20% que cree que no se aprecia nada. Une más lo que falta (el agua) que lo que se comparte. Nos equivocaremos si pensamos que la crisis es sólo económica. Hacen falta masa crítica, cohesión y capacidad de acuerdos en todos los ámbitos. Son tiempos de sumar esfuerzos, talentos y capacidades, no de hacer la guerra por cuenta propia. Demasiadas cosas se han perdido en el pasado por no compartir la misma trinchera.