Los diez jóvenes que ilustran hoy la portada tienen treinta años, como el Estatuto de Autonomía de la Región, y forman parte de esa primera generación que vivirá tiempos mucho más complicados que sus padres. Han posado y hablado para nuestro periódico a una semana del Día de la Región y en un contexto difícilmente imaginable hace solo un par de años. A la diabólica crisis económica se suma un vertiginoso deterioro de las instituciones más relevantes del país, desde el Tribunal Constitucional, el Supremo y el Banco de España al sistema financiero, el modelo autonómico y la propia jefatura del Estado. España vive un problema de liquidez que la sitúa al borde del rescate y una grave pérdida de credibilidad exterior por el escaso rigor de las cuentas de las administraciones públicas y de la banca. Con esta sequía financiera y el derrumbe de la marca España, solo hay un paso del pesimismo al derrotismo en un país que en el pasado demostró su solvencia para superar situaciones muy adversas. Estos diez jóvenes de Lorca, Cartagena, Murcia y otros municipios de la Región, representativos de toda una generación nacida con la comunidad autónoma, son el mejor indicio de que el futuro no está perdido. Más críticos y mejor preparados que sus antecesores, no se esconden tras el burladero de la apatía y muestran unas ganas de abrirse camino que deberían hacer reflexionar a quienes se enredan en cuitas alejadas del interés ciudadano. A todos esos jóvenes les une una fuerte identidad regional, un saludable e integrador aprecio por su tierra que está muy lejos, por fortuna, de los sentimientos nacionalistas excluyentes que tienen mucho que ver con nuestros problemas nacionales. Por su escaso peso poblacional y su pequeña aportación al PIB español, la Región está condenada al ninguneo si sus dirigentes no se emplean con inteligencia en trabar alianzas con otros territorios y juegan la baza de la influencia en los grandes centros de decisión (Madrid y Bruselas). El futuro de la Región dependerá en buena medida de que deje de considerarse solo como un buen lugar para vivir (clima excepcional, una sociedad abierta y receptiva, un ritmo de vida razonable…) y se perciba también como un buen lugar para trabajar e invertir. Como dice el sociólogo Emilio Lamo de Espinosa a propósito de España, la imagen de ‘sol y playa’ es positiva para el turismo, aunque en exceso puede ser negativa a la hora de proyectarse como país serio y tecnológicamente eficiente. La Región debe apostar por el turismo y otros sectores cruciales para el relanzamiento económico, pero sin dejar de preocuparse por dar consistencia a los pilares de las sociedades democráticas modernas, como la gestión solvente de los recursos públicos, la transparencia, los códigos éticos de buena gobernanza y el desarrollo sostenible, entre otros. Esta semana abordaremos informativamente cuestiones apuntadas en este artículo, desde la convicción de que hay muchos motivos para sentirse orgulloso de la Región de Murcia, pero también de que hay bastante por hacer en todos los ámbitos de la vida pública. Mañana y el martes, un estudio demoscópico encargado por ‘La Verdad’ aportará interesantes datos sobre la identidad regional, el apego al modelo autonómico y la valoración de la clase política.