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'Homo estivalis'

Los periodos felices de la humanidad carecen de historia, decía Hegel. Cuando todo va bien, nada relevante ocurre. De alguna manera las vacaciones de verano siempre fueron eso, pequeños intervalos de tiempo dominados por el sosiego y la ‘dolce far niente’. A Rajoy las circunstancias le han dejado en un suspiro esa desconexión con la realidad más cruda. Y para colmo, a él, ‘Homo estivalis’ de sofá, puro, retransmisión deportiva y siesta, le llama en su tercer día de asueto el presidente Obama a las 16.45, una hora intempestiva donde las haya durante el solsticio. Incluso en el tibio Sanjenjo. Ocurre que el inquilino de la Casa Blanca se juega la reelección en noviembre y la crisis de Europa le trae de cabeza. Por muy gallega que fuera la respuesta a la pregunta clave (¿Mariano, vas a pedir o no el rescate de la economía española?), los mercados la intuyen y ya dan por descontado lo que sucederá. Ese cierto atisbo de certidumbre ha tenido efectos positivos, al menos momentáneamente. Pero si la Bolsa cerró el viernes su segunda mejor semana del año y la prima de riesgo cayó por debajo de los 495 puntos básicos no es porque las cosas pinten mejor, sino porque se vislumbra una solución para la deuda española con un rescate ‘blando’ de nuestra economía. La cuestión prioritaria para Rajoy, que mañana vuelve al trabajo y pone en marcha su agenda internacional, se centra ahora en resolver el problema reputacional del rescate y las condicionalidades que conlleva. Como a esos pescadores que quedaron atrapados en un islote de La Manga, y que podrían ser los primeros en pagar por un rescate de los servicios autonómicos de emergencia, nos tocará pasar por taquilla y por el sonrojo de ser señalados a causa de un comportamiento imprudente desde que se inició la crisis. Como la mayoría de los ciudadanos desea salir cuanto antes del pozo, lo que parece hoy inevitable quizá sea lo más conveniente, siempre que no queden demasiados pelos en la gatera. De momento, la gratuidad ha pasado a mejor vida en aras de la sostenibilidad financiera en bienes hasta ahora intocables, como los medicamentos para síntomas menores. Y, si arrecia la tormenta, lo próximo será el grifo de las subvenciones. No vendría de alguna manera mal en un país que abusa de las ayudas, si con eso se acabara con los repartos clientelares y las corruptelas, pero ya veremos hasta dónde llega el cerrojo y sus consecuencias. En otros tiempos Ortega clamaba que ‘España es el problema, Europa la solución’. La UE vendrá a rescatar nuestras finanzas, pero el gran proyecto político que tenemos por delante es doméstico y pasa, entre otras cosas, por consensuar un Estado más viable y racional, en el que la financiación de los servicios públicos esenciales esté blindada frente a los vaivenes de los ciclos económicos. A la espera de ‘grandes’ acontecimientos, el verano también es una oportunidad para rescatar o poner a punto las relaciones personales cotidianas, lo que me recuerda unas palabras del filósofo Javier Gomá: prefiero la filantropía del mentiroso a la misantropía del sincero. Y al hilo de esa idea, una sugerencia: si está de vacaciones y piensa dormir hoy la siesta, descuelgue el teléfono. Ya sea un filántropo o un misántropo quien haga la llamada, ésta le arruinará un plan que todavía sale gratis. Ya llegará septiembre con la subida del IVA.

Las claves de la actualidad analizadas por el director editorial de La Verdad

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