Quienes ejercen con honestidad la política en las filas del PP regional, que son la mayoría, como en el resto de partidos, sufrieron el viernes un arrebato de indignación. Si en los países más democráticos, lo habitual es que los políticos investigados por la justicia se aparten para no dañar la reputación de sus partidos y defender su presunción de inocencia desde la esfera privada, en Murcia ha ocurrido todo lo contrario. Uno creía haberlo visto ya todo en la peculiar escena regional, pero constaté que estaba equivocado cuando nos llegó el viernes una nota del PP. Nos convocaba a su sede, donde el exconsejero Francisco Marqués, apartado aparentemente del partido desde 2006, iba a dar explicaciones de un informe del Sabadell sobre movimientos millonarios en cuentas en las que aparece vinculado. Marqués insistió en que todos esos depósitos son de Hefame, de la que fue director general entre 2006-2011, aunque su firma se asocia a otras cuentas abiertas y canceladas entre 2002 y 2004, cuando era miembro del Gobierno regional. Este interrogante y otros quedaron sin aclarar. El PP nos citó y luego Marqués vetó nuestras preguntas. Insólito, pero cierto. El exconsejero tiene derecho a defender su inocencia, a no responder y a querellarse contra cualquier medio de comunicación si cree que se ha vulnerado su honor. Pero ni él, ni nadie, podrá evitar que cumplamos con nuestro deber de informar. Con todo, lo más sorprendente del asunto es que lejos de desligarse de los problemas judiciales de quien supuestamente había dejado sus filas, el PP le dio cobijo y cobertura para escarnio de quienes en su seno apuestan por la transparencia y la ética. Me consta que fueron muchos los dirigentes y militantes que vieron con estupor cómo su sede y sus siglas se ponían al servicio de Marqués, lo que no se ha hecho con ningún imputado de ‘Novo Carthago’. ¿Por qué el partido y Marqués deciden unir sus destinos? Su presencia en la sede popular parece un aviso a navegantes. No es el primer imputado por ‘Novo Carthago’ que lanza un mensaje similar. El presunto delito investigado se remonta a su etapa como miembro de los Gobiernos de Valcárcel que impulsaron el proyecto. Si se arropa a otros excompañeros, es natural que pensara que por qué a él no. Quien autorizó la rueda de prensa, el mismo día en que el Gobierno anunciaba su estrategia de empleo, no puede ser otro que Valcárcel como máximo dirigente del partido. A Garre no solo le contraprogramaron y eclipsaron el anuncio de su principal iniciativa. Como responsable de conflictos y garantías del PP, Garre debe ahora explicar si, contrariamente a lo que todos pensaban, Marqués nunca fue expedientado y aún es militante. En el PP se ha perdido el oremus cuando empezaba a mejorar la economía, el paro y la necesidad de recortar gasto. El caso ‘Novo Carthago’ es delicado para los implicados, pero su gestión política es suicida para todos los populares. O alguien pone sensatez en el interno o la situación estalla.