El Gobierno nos sumergió ayer en un baño de realismo y de electoralismo a ritmo de ducha escocesa. Primero llegaron los cubos de agua fría de la mano del ministro Luis de Guindos, con sus nuevas previsiones al alza de paro y déficit para los próximos dos años, ante la constatación de que no podrá cumplir sus objetivos por la desaceleración económica. Una noticia sombría que, sin embargo, supone un balón de oxígeno en las comunidades autónomas con más dificultades para no rebasar el techo de déficit. Ya cuando el ambiente se estaba poniendo gélido apareció Montoro, que es mucho más político de partido que De Guindos, para lanzarnos agua tibia con el anuncio de que los funcionarios de la Administración central cobrarán este mes el 50% de la extra de 2012. Todo en el mismo día y en la antesala de nuevas elecciones.