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Murcia y el ‘mal holandés’

Cristina Narbona (PSOE), Teodoro García (PP), Pedro Arrojo (Podemos), Melisa Rodríguez (Cs) y Santiago Abascal (Vox) fijarán posiciones sobre política hidrológica, el próximo martes en Madrid, durante un foro organizado por ‘La Verdad’

Cuando en julio de 1914 empezó por primera vez a brotar crudo en una prospección, la vida cambió para siempre en Venezuela. Solo dos décadas después, en plena recesión mundial, la riqueza generada por el petróleo hizo del bolívar una de las monedas más fuertes. Lo que nadie imaginaba allí es que, rápidamente, fueron apareciendo los primeros signos indeseables de lo que décadas después se conocería como el ‘mal holandés’. Un fenómeno que se produce cuando el éxito de un recurso natural arruina el resto de la economía de un territorio. Recibe ese nombre porque, en los 60, los ingresos por divisas de los Países Bajos se multiplicaron de forma espectacular tras el descubrimiento de grandes yacimientos de gas natural en el Mar del Norte. A resultas de ese hallazgo y su posterior explotación, el florín se apreció, perjudicando la competitividad de las exportaciones de otros productos. En Venezuela sucedió lo mismo. Las exportaciones agrícolas se derrumbaron y con el notable incremento de divisas era más barato importar bienes que producirlos. Aún nadie sospechaba que la nación con mayores reservas de petróleo, al cabo de décadas de políticas económicas nefastas, no solo durante el chavismo, llegaría a encontrarse inmersa en una crisis humanitaria por falta de alimentos y medicinas. Todo un largo proceso de deterioro económico que relata magistralmente Raúl Gallegos en su libro ‘¿Cuándo se jodió Venezuela? La dramática lección de los casos venezolano y holandés es que la abundancia de un recurso natural, por valioso que sea, no garantiza por sí solo el bienestar económico y social. Sin instituciones democráticas de calidad, sin una solvente gestión económica, sin un tejido productivo diversificado y sin espíritu emprendedor en el tejido social, ni el tesoro más grande de ‘oro negro’ nos asegura la prosperidad.

La Región de Murcia carece, por el contrario, de recursos naturales con especial valor desde el punto de vista económico. Y paradójicamente ha sido uno en el que somos estructuralmente deficitarios, el agua, el que hizo dar un salto de gigante a nuestro progreso socioeconómico. Lo aparentemente imposible lo hizo realidad el Trasvase Tajo-Segura. Cuando el agua comenzó a llegar, en marzo de 1979, a la Región de Murcia a través del acueducto, la vida iba a cambiar para siempre en el Levante español. Su puesta en marcha, coincidiendo con el desarrollo de las instituciones democráticas consagradas en la Constitución, explica el enorme salto del PIB regional en cuatro décadas. Es cierto que la riqueza generada por el agua del Tajo debería distribuirse mejor, pero de no haber sido por el sector agroalimentario asociado al acueducto, la Región de Murcia habría transitado por estos últimos diez años de crisis con mucha mayor penuria y no estaría liderando hoy el crecimiento en España. Todos los informes destacan el avance de las exportaciones murcianas desde 2008, que ya equivalen al 34,4% del PIB autonómico (16% en 2008). Hoy, una quinta parte de todas las exportaciones agrícolas nacionales son frutas y hortalizas regadas con agua del Trasvase. Lejos de ser perjudicial para otros sectores, el éxito de la agroalimentación murciana los ha catapultado. No habría un sector del transporte y logístico tan importante en la Región sin la pujanza de la industria agroalimentaria. Lo mismo cabe decir de otras muchas áreas (tecnologías y maquinarias agrícolas, riego y depuración, consultorías legales, entidades financieras, alimentación…). Sin el agua que llega por el acueducto, sin la gestión eficaz de ese recurso escaso y sin el espíritu emprendedor que nos caracteriza, hoy no seríamos la tercera región exportadora. Lo paradójico es que, pese a la importancia del Trasvase para todo el Levante español y la ausencia de un Plan Hidrológico Nacional que no acaba de llegar, la continuidad del acueducto sigue siendo objeto de debate. Ahora que se acercan elecciones nacionales, autonómicas y locales, donde la gestión y planificación del agua solo ocupará espacio de discusión pública en los territorios más afectados, ‘La Verdad’ sentará por primera vez en Madrid a primeros espadas de los partidos políticos para debatir sobre el futuro de la política hidrológica. Será el próximo martes en la sede de ABC. En esa mesa de debate, que prácticamente supone el pistoletazo de salida de la carrera electoral y será moderada por el periodista Manuel Buitrago, estarán presentes Cristina Narbona (PSOE), Teodoro García (PP), Pedro Arrojo (Podemos), Melisa Rodríguez (Ciudadanos) y Santiago Abascal (Vox). Es una buena oportunidad para introducir en la agenda nacional un asunto de prioritario interés regional. Y para comprobar qué posiciones fija cada cual de cara a la llamada a las urnas el 28 de abril y el 26 de mayo. Nos jugamos demasiado.

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