>

Blogs

Cierre en falso

El presidente del Gobierno y del Partido Popular respondió a las exigencias de los ‘barones’ del partido y negó ayer con contundencia la presunta contabilidad B suscitada por la publicación de apuntes manuscritos que son atribuidos al extesorero Luis Bárcenas. «Nunca he recibido ni he repartido dinero negro ni en este partido ni en ninguna parte», aseveró Rajoy en una intervención ante el comité ejecutivo del PP en la que puso su honorabilidad personal como garantía de la de todo el partido. Rajoy sonó convincente, pero su negativa a admitir preguntas en su comparencia ante los medios de comunicación convirtió su intervención en un solemne soliloquio muy alejado de la transparencia exigible a todo líder político, más aún cuando se trata del presidente del Gobierno. Rajoy resultó creíble en lo que dijo, sobre todo cuando habló de sí mismo, aunque no logró disipar todas las dudas, lo que en la práctica supone cerrar en falso una crisis que volverá a recalentarse a medida que aparezcan nuevos datos comprometedores en informaciones periodísticas o en sumarios judiciales. Si el gran problema de la clase política es su pérdida de credibilidad social, parece evidente que esa confianza quebrada no podrá restituirse si se persiste en la vía de rehuir sistemáticamente las preguntas de quienes somos depositarios del derecho a la información de los ciudadanos. De hecho, a medida que Rajoy leía su declaración surgían muchas preguntas que quedaron sin contestación. Por ejemplo, el presidente rechazó tajantemente el pago ‘en negro’ a miembros de la ejecutiva popular, pero no fue posible saber, porque ni lo dijo ni se le pudo preguntar, si hubo sobresueldos que posteriormente fueron declarados a Hacienda. Rajoy perdió una oportunidad de aclarar ésta y otras incógnitas surgidas en los últimos días a raíz del pestilente ‘caso Bárcenas’. Con su rotunda declaración de que «todo es falso», probablemente tranquilizó a sus dirigentes y militantes, pero dudo de que diera cumplida satisfacción a una ciudadanía hastiada de comportamientos inmorales en el seno de los partidos políticos. Personalmente tengo la convicción de que Mariano Rajoy es un político honrado, como la gran mayoría de los dirigentes españoles de distinta ideología, pero todavía no ha demostrado si atesora el liderazgo para emprender la profunda regeneración de la actividad política que tiene pendiente España desde hace décadas. De Rajoy se espera algo más que la publicación de su declaración de la renta y una auditoría interna de las cuentas del PP. Salvar la crisis que atraviesa su formación, a raíz de los 22 millones depositados por Luis Bárcenas en una cuenta personal en Suiza, es una tarea urgente, pero no más que las reformas necesarias para evitar que España siga sufriendo casos de corrupción en todos los partidos. Rajoy no termina de ver que la quiebra del país no solo es económica. Ayer defendió a los suyos de un supuesto intento de desacreditar al PP y al Gobierno basado en «documentos apócrifos». Hizo lo que cabía esperar del líder de un partido metido en un serio problema. Aún está por ver lo que hará contra la corrupción como presidente de todos los españoles.

Temas

Las claves de la actualidad analizadas por el director editorial de La Verdad

Sobre el autor


febrero 2013
MTWTFSS
    123
45678910
11121314151617
18192021222324
25262728