>

Blogs

Indignación y miedo

Cuando baja la marea se sabe quién nadaba desnudo, quién crecía con un modelo productivo vulnerable, quién cometió errores de gasto público que se han incrustado en las cuentas que soportan los contribuyentes, quién tomó decisiones de alto riesgo en operaciones financieras que al final pagamos todos. A toro pasado saltan a la vista los despilfarros, las decisiones erróneas y precipitadas, las presuntas corruptelas, la indolencia en las tareas de supervisión y la ausencia de códigos éticos en la gobernanza de los asuntos públicos y privados. No se puede descontextualizar todo lo anterior de un momento en el que parecía que los españoles nos íbamos a comer el mundo, pero tampoco utilizar ese clima general de euforia como eximente para eludir responsabilidades particulares que tienen nombre y apellidos. Ni la mayoría de los ciudadanos pedía créditos para irse de vacaciones al Caribe ni todos los gestores, públicos y privados, actuaron de forma insensata. Pese al mensaje de Rajoy de que la crisis es historia y de que las perspectivas económicas son ciertamente mejores en 2015, llegamos a finales de 2014 con una herencia política, económica y social que se traduce en numerosas causas judiciales por corrupción, una tasa de paro que costará años reducir y una creciente desigualdad social. Lo sensato sería encarar con responsabilidad este delicado panorama, pero lejos de apelar a la razón, muchos dirigentes políticos se afanan en activar dos resortes emocionales muy útiles para sus fines electorales: la indignación y el miedo. La indignación es el punto de partida de un sentimiento generalizado de la sociedad española actual en favor de una regeneración democrática, como también lo fue para el reducido grupo de nostálgicos franquistas que propiciaron el fallido 23F. La indignación no siempre conduce a más democracia. Torticeramente manipulada, es la mejor madera para el nacionalismo y el populismo, ese que no solo practica ‘Podemos’, que es quien obtiene hoy más rédito, sino también quienes desde otros partidos abogan por rebajar las retribuciones de los altos cargos o quienes aseguran que el aeropuerto de Corvera no costará nada a los ciudadanos. La otra palanca es el miedo, la mayor fuente de irracionalidad. En el Medievo, los hombres temían a las brujas y quemaban a las mujeres. Y no hace mucho, tras el trauma colectivo del 11-S, la estrategia del miedo permitió al Gobierno de EE UU recortar las libertades ciudadanas en aras de la seguridad, sin apenas oposición de una sociedad que ahora se espanta al conocer las torturas practicadas por la CIA. Veo que el miedo y la indignación se están imponiendo hoy al pensamiento reflexivo en España y eso no presagia nada positivo, en términos de calidad democrática, si en la campaña electoral el PP se limita a recurrir al voto del miedo frente a la izquierda, el PSOE se lanza a competir en recetas populistas con Podemos y éstos a sacar toda la tajada posible del malestar social.

Temas

Las claves de la actualidad analizadas por el director editorial de La Verdad

Sobre el autor


diciembre 2014
MTWTFSS
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
293031