Tu habitación habla de ti (y no dice cosas buenas)
Siempre he tenido una relación muy estrecha con mis habitaciones, casi de cordón umbilical. De hecho, en algún momento empecé a llamarlas «el útero». Decía «me voy al útero» cuando el mundo me sobrepasaba y sentía la necesidad de ponerme horizontal sobre el colchón. Podía pasar allí hasta dos días (sábado y domingo) y medio […]