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La reunión secreta de Valcárcel con los médicos

Un encuentro entre el presidente regional, Miralles y una tercera persona independiente que actuó de mediadora resultó determinante en el acuerdo de la Comunidad con el Sindicato Médico para no rebajar los sueldos de los facultativos más allá del generalizado recorte a las extras de los funcionarios.

¿Ha ganado el colectivo médico el pulso que mantenía con la Comunidad para evitar la rebaja del 5% en las guardias? Aparentemente sí, tras el acuerdo anunciado el pasado jueves. Pero lo cierto es que el mayor beneficiado de las negociaciones puede haber sido el propio Gobierno regional, dado que ha conseguido arrancar a los facultativos el compromiso de ahorrar este año otros 90 millones de euros a las arcas públicas -en 2012 el Servicio Murciano de Salud logró reducir su gasto en 156 millones de euros- con la optimización de la gestión de los servicios, el control del desembolso en material sanitario y pruebas diagnósticas y la contención de la factura farmacéutica. Los 3 millones de euros que se hubiera ahorrado la Administración con la retención del 5% en las guardias del personal facultativo constituyen una minucia frente a la cantidad, treinta veces superior, a la que se aspira con el pacto global alcanzado. Aunque, todo sea dicho, ahora está por ver que de aquí a final de año se cumplan las previsiones y entre todos, médicos y gestores, sean capaces de atesorar esos 90 ‘kilos’. El compromiso existe y la predisposición también, según afirman varias fuentes hospitalarias consultadas, pero solo el tiempo dictará sentencia.

Ya a toro pasado, conviene aclarar que desde el principio, la mayoría de los médicos han considerado la amenaza de recorte en sus retribuciones más como una medida de presión para lograr otros objetivos generales a medio plazo que como una decisión inminente, real, creíble. Piensan muchos facultativos, entre ellos varios jefes de servicio y profesionales con peso en los centros donde trabajan, que la estrategia del vicepresidente Bernal ha consistido en plantear un acuerdo de máximos, ambicioso hasta provocar la indignación de los afectados, para luego dar un paso atrás en el último minuto y transmitir el mensaje de que el Ejecutivo autonómico ha dado su brazo a torcer en aras del buen funcionamiento de la asistencia sanitaria. Algo parecido sospechan que ha podido centrar la estrategia llevada a cabo por el Sindicato Médico de la Región de Murcia (Cesm), cuyo presidente, Francisco Miralles, ha salido victorioso del envite. No faltan quienes sostienen que éste último podría haber estado informado de las supuestas maniobras de Bernal para ahora apuntarse el tanto, al margen del resto de centrales sindicales que, como es el caso de UGT, han arremetido contra Miralles y el Gobierno regional por haber cerrado el acuerdo sobre los facultativos de espaldas al resto de representantes de los trabajadores sanitarios.

Pero al margen de estas especulaciones y de la credibilidad que puedan tener, desde que el vicepresidente y consejero de Economía y Hacienda hiciera público el nuevo tijeretazo a los empleados públicos, y especialmente a los médicos, se han producido una serie de hechos que han desembocado en el entendimiento. Cuatro reuniones, algunas de alto voltaje, han sido necesarias para llegar al consenso. El primer encuentro tuvo lugar en el Palacio de San Esteban, estuvo presidido por Ramón Luis Valcárcel y al mismo asistieron Juan Bernal, la titular de Sanidad, María Ángeles Palacios, y el máximo dirigente del Cesm, Francisco Miralles. El mensaje del presidente regional fue claro: la situación económica requiere un esfuerzo de todos, pero la sanidad pública no debe verse dañada, e instó a las partes a ponerse de acuerdo cuanto antes y de la mejor manera posible, sin conflictos. Fue solo una toma de contacto, una declaración de intenciones políticamente correcta, pero no tan fácil de aplicar.

La segunda ‘cumbre’ se celebró ya en el marco de la mesa de negociación. Y una vez en el cuerpo a cuerpo, las aterciopeladas y conciliadoras palabras de Valcárcel quedaron en agua de borrajas cuando el vicepresidente puso sobre la mesa sus propuestas: rebaja del 18% en la cantidad abonada por las guardia médicas y retirada del complemento de exclusividad -unos 800 euros mensuales- para aquellos facultativos que, además de desarrollar su profesión en un centro público, mantuvieran actividad privada relacionada con la Medicina. O sea, que un médico podía tener, por ejemplo, un restaurante o una tienda de ropa y seguir cobrando la exclusiva, pero no pasar consulta por las tardes o realizar operaciones quirúrgicas de paga. Estas dos medidas de Bernal, a las que se sumaba una tercera, la reducción de las extras de Navidad de 2013 y de verano de 2014 para todos los funcionarios de la Comunidad, montaron en cólera al Sindicato Médico. Tanto, que Miralles solo tardó horas en redactar una carta dirigida a Valcárcel en la que le exponía su sorpresa por las, a su juicio, barbaridades que pretendía aprobar Juan Bernal en su plan de ajuste y le dejaba claro que los médicos no iban a pasar por el aro.

Posiblemente como consecuencia de este arrebato, el equipo del vicepresidente reculó y empezó a estudiar la posibilidad de mantener el concepto de exclusividad y dejar la quita de las guardias en un 5%. Y entretanto, Miralles era convocado de nuevo a San Esteban a una tercera reunión, en la primera semana de junio, pero esta vez sin los consejeros Bernal y Palacios. Sí participó en cambio una tercera persona, cuya identidad no ha trascendido, que actuó de mediadora entre los intereses de uno y otro bando, según coinciden varias fuentes de contrastada solvencia. Ese ‘invitado de honor’ sería alguien independiente, sin militancia en partido político alguno, pero con mucho peso en el mundo sanitario de la Región. En definitiva, una persona de consenso, respetada entre el colectivo médico y con suficiente poder de influencia como para hacer desistir al Ejecutivo autonómico de sus planes de recortes en el salario de los facultativos, y a su vez una figura con autoridad moral entre los médicos y capaz de convencerles de que la gestión responsable de los recursos sanitarios resulta en estos tiempos determinante para garantizar la durabilidad del actual sistema asistencial público, uno de los mejores del mundo.

Esta reunión secreta en San Esteban fue el preludio de un cuarto y definitivo encuentro, el pasado jueves 13 de junio, de nuevo con la mesa de negociación como telón de fondo, donde se hizo efectivo el acuerdo. Ni 18% ni 5% de recorte en las guardias y la exclusividad, ni tocarla.

Resulta oportuno traer aquí la reflexión que este viernes hacía un prestigioso médico del Hospital Virgen de la Arrixaca que prefiere mantenerse en el anonimato: “Todos estos acuerdos están muy bien, pero como el déficit no se corrija de una vez por todas, el año próximo por estas fechas, o incluso antes, podemos vernos en la misma situación, con el filo de las tijeras de Bernal en el cogote”.

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