La Semana Negra de Gijón 2012 ha contado con la participación de numerosos escritores de novela negra entre los cuales, tres policías han presentado sus publicaciones y han sido invitados a sentarse en una mesa redonda para explicar por qué escriben.
Tras reivindicar el derecho que tiene el policía a hablar de lo que conoce por su situación privilegiada de agente y observador, cada uno de ellos ha pasado a detallar su currículum académico, en un intento por que se les tome en serio.
Pero esa obligación de dejar claro que tienen estudios y que son personas formadas resulta contraproducente al dejar traslucir un complejo que posiblemente nazca de los prejuicios de la sociedad civil. Se empeñan en convencer al auditorio de que los policías ahora tienen estudios y por lo tanto son cultos, confundiendo cultura con una formación técnica con escasa ocasión para la reflexión y la crítica. Los cuerpos policiales son como toda muestra de población, una representación de la sociedad en general, con listos y tontos, cultos e ignorantes, trabajadores y vagos, honrados y sinvergüenzas … Por si sus títulos no nos han convencido pasan a justificar su afición como un gesto de altruismo, como una forma de servir al ciudadano o de intentar mejorar la imagen de los cuerpos policiales. Adoctrinados por los políticos, se han creído la propaganda de cercanía al ciudadano, que sólo busca votos, y el espinoso deber de contribuir al reconocimiento del ingrato trabajo policial que no puede dejar de ser coactivo por mucho que se le quiera adornar.
Me repatea tal planteamiento cuando en dichas jornadas son numerosos los autores cuya profesión nada tiene que ver con la literatura y que no sienten la necesidad de hablar de ello. Abogo por esos jóvenes noveles, más o menos frikis, fanáticos de las nuevas tecnologías y que en muchas ocasiones no han terminado sus estudios y sin embargo se lanzan con ilusión a hablarnos de su particular proceso creativo sin complejos y sin necesidad de obtener el consentimiento del público.
El policía puede escribir si le da la gana y dedicarse a ello si alguien se interesa por lo que cuenta. El policía puede escribir si sabe hacerlo y disfruta con ello. Escritores como Juan Madrid que en muchas ocasiones se han burlado del policía escritor, tendrían que saber que la mejor arma del policía no es la pistola sino la pluma. Que forma parte del trabajo policial contar diariamente por escrito todas las intervenciones, por insignificantes que puedan resultar, para que otros puedan leerlas e incluso tomar decisiones a partir de lo escrito. Somos profesionales sometidos a lo que yo llamo la tiranía del ciudadano que cree saber de todo y siempre tener razón, esgrimiendo una mala baba que obliga al policía a estar siempre a la defensiva por estar bajo sospecha. Por ello es muy importante saber lo que uno escribe y cómo lo expresa
¿Y por qué un policía no va a poder pretender mejorar su estatus social o enriquecer su vida diversificando sus aficiones que no tienen por que ser, conforme a prejuicios, exclusivamente deportivas?
¿Y por qué no ha de ser legítimo para un policía el sentir la perversa necesidad de ser famoso o el tener la tan manida ilusión de hacerse rico?