Curioso el tratamiento que los medios de comunicación le están dando a la noticia de la Señora Aguirre, con motivo de su comparecencia ante los tribunales.
Algunos tertulianos se sitúan en su contra mientras otras dicen estar a favor de la ex presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid. Moralmente la discusión no tiene sentido salvo que los hechos no hubieran ocurrido como se cuenta. El comportamiento descrito, en este caso de interés por la notoriedad de su protagonista, es mucho más habitual de lo que algunos se empeñan en hacer creer cuando un agente de la autoridad pretende sancionar a alguien.
En un intento, nada científico, por aclarar por qué los humanos se comportan de esa manera ante la reprimenda, les diré que existen dos tipos de ciudadanos que reaccionan resistiéndose ante los agentes.
Los primeros son los broncas acreditados que terminan detenidos por tener varios asuntos pendientes a los que se les suma infracciones colaterales. Estos no tienen ningún reparo en llegar a las manos.
Los segundos, más sutiles pero no por ello menos peligrosos, son los que socialmente se consideran importantes, independientemente de que lo sean o no. Estos, sin atender a razones, le espetan al agente a voz en grito aquello de : “¡Tú no sabes quien soy yo!”. La lógica indica que pretenden, como seres superiores ya sea por su estatus social o por sus amistades o parentesco, obtener un trato de favor de un ser inferior.
Cuando ven que no consiguen epatar al policía, pasan a gritar: “¡Te vas a enterar!”. Por supuesto siempre tuteándole. Es el recurso a la coacción que en ocasiones les funciona y les refuerza en su comportamiento siempre acompañado de desprecio e incluso de insultos y amenazas que algunos ahora pretenden excusar.
La eficacia de la sanción administrativa pasa por la igualdad real de todos los ciudadanos ante la Ley. ¿Pero cómo se puede evitar que el policía o en este caso el agente de movilidad, figura creada para abaratar costes, no se vea perjudicado en su trabajo y su carrera profesional por cumplir con su deber?
“-¿Has denunciado al cura del pueblo por ir sin casco y por conducir una moto sin seguro? ¿Pero tú eres tonto?
-¿Has sancionado el coche de la amiguita del pedáneo en la zona de minusválidos? ¡Serás gilipollas!
-¿Has identificado al Consejero? ¿Pero es que no te has dado cuenta de quien era?”
Ustedes dirán que para evitar discriminaciones en el ámbito laboral están los sindicatos policiales. ¿Pero qué se puede esperar de alguien que, con la que está cayendo, se va de vacaciones en julio y se libera sindicalmente en agosto y en septiembre para poder desarrollar su lucrativo pluriempleo?