Ahora que los negocios escasean, la Comunidad Autónoma de Murcia se ha puesto por fin a trabajar para reformar la legislación sobre policías locales. Según información aparecida en prensa, las dos asociaciones de jefes de la Región se han pronunciado en contra del intrusismo y del enchufismo. Resulta divertido, conociendo la trayectoria de algunos de los integrantes de dichas asociaciones, que se rasguen las vestiduras después de dos décadas de corrupción masiva en la que los empresarios-políticos han podido campar a sus anchas. Con más o menos elegancia, estos han ido eligiendo, para los puestos de responsabilidad de las diferentes administraciones, a unos funcionarios dignos de los trapicheos que debían de propiciar y en el mejor de los casos ignorar.
Es cierto que en Murcia se suele admirar al golfo profesional pero comprenderán que mientras unos se llenaban los bolsillos, la Administración, con la misma velocidad, se llenaba de necios. Era lógico que a la larga los elegidos se rodearan de subordinados mediocres dispuestos a prevaricar por ignorancia, servilismo o codicia. Ahora, muchos perduran en las Instituciones, capeando el temporal de unas responsabilidades que les vienen grandes, mientras ciertos Capos locales van cayendo. Sorprende comprobar como algunos no han aprendido nada. Pretenden luchar por mantener esa endogamia, que seguro que no sólo afecta a las policías locales, y que impide que una Región, con tanto potencial como la nuestra, prospere. Se quiere legislar para evitar que venga gente de fuera de la comunidad de Murcia y que no tengan opciones los profesionales de otros cuerpos para así poder perpetuarse, al menos una década más, los que, durante años, han estado buceando en todas esas mini dictaduras municipales corruptas.
En lugar de buscar la excelencia, de aprobar mecanismos que impidan que cualquier proceso de selección se convierta, como es norma, en una farsa, de garantizar que aprueben los mejores y de fomentar la colaboración con otros profesionales que pudieran ser útiles para la eficacia y la eficiencia del trabajo policial, los ineptos, en otra época intrusos o enchufados, se empeñan en declararle, de boquilla, la guerra a los ismos, mientras se ocupan de incrementar las doraduras y medallas de sus uniformes.