Me es grato dirigirme a ti para agradecerte todos estos años de dedicación y entrega a la empresa. Sabes perfectamente que has sido un empleado ejemplar al que todos han tenido como referente. Tu política de reparto de sobres ha pasado a los anales de la ingeniería de empresa, como método de motivación y fidelización no sólo de los propios empleados sino también de los colaboradores y proveedores de esta, tu empresa. No podemos estar más satisfechos por esa relación de tú a tú, del que has sido artífice y que ha hecho prosperar nuestro negocio. Con discreción y discrecionalidad has demostrado ser un maestro del trampantojo.
No te preocupes amigo. Esta carta no es realmente un despido al uso. Hemos pensado en una fórmula de indemnización en diferido que no dejará de ser una retribución que supondrá por supuesto una retención a la seguridad social. Sabes muy bien que no abandonamos a los nuestros especialmente cuando la inoportuna Justicia se ensaña con ellos.
Te ruego no te pongas en contacto directamente conmigo sino a través de los intermediarios que tú ya sabes.
Sé fuerte cabroncete y cuida mucho de tu corazón.
Tu amigo siempre Eme Ere