Atléticos y varoniles, eran policías de nuevo ingreso. Al llegar a Murcia, habían encontrado una vivienda en alquiler cerca del campus de Espinardo.Todas las mañanas, embutidos en sus pantalones vaqueros y sus cazadoras molonas, se acercaban a la comisaría en autobus hablando principalmente de su trabajo y de sus nuevos compañeros. Desde hacía una semana se habían percatado de que a la vuelta, en plena hora punta, un hombre, mal encarado y de mediana edad, viajaba diariamente con ellos en el autobús. Por deformación profesional, ellos fueron los únicos en percatarse de que el indivduo se pegaba a la retaguardia de algún viajero con la intención de sustraerle el móvil o la cartera. Así que decidieron intervenir en la próxima ocasión. Cuando cogieron el transporte urbano a mediodía, los dos policías novatos localizaron al individuo que se mantenía de pie en un rincón del autobús, visiblemente atento a los movimientos dentro del vehículo.
Tal y como lo habían acordado, uno de los policías haría de cebo, mientras el otro controlaría la jugada. El primero se colocó de pie, agarrado a una de las barras verticales, simulando mirar el paisaje por las amplias cristaleras, mientras el segundo agente se mantenía alejado.
A los pocos minutos el sospechoso fue esquivando a los numerosos pasajeros que viajaban de pie, hasta colocarse a la espalda del joven policía. Cada vez que el autobus frenaba en una parada, el hombre simulaba perder el equilibrio, una y otra vez, hasta tropezar con la espalda de su nueva víctima. Cuando el agente, que estaba al acecho, vió como el hombre se ceñía a su compañero e introducía una de sus manos a la altura de su cintura, se abalanzó sobre él, intentando agarrarle las muñecas. Pretendía inmovilizarle y pillarle in fraganti con el botín.
Sus manos dieron de lleno con el miembro erecto del supuesto carterista que viajaba con la bragueta abierta y que tuvo en ese momento una respuesta fisiológica que no pudo evitar. El hombre, desde que se había separado de su mujer, había descubierto: las bondades de los traqueteos autobuseros y su predilección por los traseros masculinos.