Tanta educación obligatoria para volver a la época de los buenos y los malos, donde, según los medios de comunicación a los que vayas a recabar información, los villanos son unos o son otros.
Actuar desde el punto de vista policial, sin dejarte contaminar por ese maniqueismo es imprescindible, si se quiere trabajar con imparcialidad y respetando la presunción de inocencia, que es uno de los pilares de nuestro derecho, que algunos y algunas no terminan de entender.
Cuando intervienes, in situ, en un escenario de malos tratos, ves como los policías escuchan a la víctima, al vecino, a la cuñada e incluso a los hijos. Y cuando, después, les preguntas, a los que han intervenido, por lo que ha manifestado el detenido y estos te contestan que ellos, con maltratadores no hablan, les aseguro que tan contundente afirmación es un indicio claro e inadmisible de nuestro fracaso como sociedad.