En los actos del 35 aniversario de la incorporación de la mujer a las fuerzas armadas, varias féminas de diferentes cuerpos y escalas contaron, en primera persona, sus experiencias a lo largo de sus dilatadas carreras militares. Entre ellas, estaba la última mujer que ha ascendido al grado de General y que es ingeniero aeronáutico y pertenece al ejército del aire y del Espacio. También una teniente coronel de zapadores que tuvo la oportunidad de mandar un batallón que construía puentes y realizaba trabajos extraordinarios de ingeniería en todos los continentes. Una Brigada de la Armada que ha recorrido el mundo en todo tipo de embarcaciones militares, participando en misiones de paz y de control de la piratería. Una Capitán enfermera de cuerpos comunes que explicó su difícil tarea, en territorios recónditos de imposible acceso, curando aldeanos en unas condiciones terribles y prácticamente inimaginables. Una cabo primero del Ejército del aire, integrante de la PAPEA que ha estado compitiendo a nivel internacional como paracaidista, representando a España y que posteriormente se integró en el escuadrón de apoyo al despliegue aéreo, realizando misiones por todo el mundo. Una soldado del Ejército de Tierra que ha estado destacada en Mali, combatiendo contra la yihad. Una alférez alumna que confirmaba que veía en estas mujeres un ejemplo a seguir. Un ejemplo basado en el compromiso, la generosidad y los valores.
Dejando de lado ideologías y trastornos varios, si tienes la oportunidad de ver el video en el que una mujer militar se lanza en paracaídas con una bandera de España, que ha de desplegar venciendo el efecto vela, para aterrizar en un punto concreto de la plaza de Neptuno de Madrid con motivo del día de la hispanidad, se te quitan todos los prejuicios sobre las capacidades de las mujeres.
La contranarrativa, que es lo que se ha hecho en este acto militar, es una táctica de combate que consiste en contar que otra realidad existe y que tal vez las cosas no son como damos por hecho. Por ello es un buen instrumento de lucha contra los prejuicios y el imaginario machista que, por nuestra educación, todos y todas tenemos interiorizado como inamovible y que torpemente se viene reforzando presentando a las mujeres como seres débiles, equiparados a niños y ancianos.