Desde que su madre murió de covid con 97 años, Superdotado 5 G, estaba desaforado en las redes sociales. Su experiencia con las mujeres era casi nula, tras varias décadas conviviendo con una madre castradora.
Cuando empezó a zambullirse en las páginas de contactos, se las prometía muy felices. Pero pronto quedo decepcionado al comprobar que las internautas, que solo buscan sexo, pretendían mantener relaciones que les resultaran placenteras, también a ellas. Y eso ya era mucho trabajo para él.
Por ello decidió recurrir a una tormenta de ideas, que puso a prueba sus neuronas, para encontrar una forma de interacción con mujeres que le resultara satisfactoria. Conforme iba planificando su estrategia, parapetado detrás de su ordenador, descubrió que su libido se disparaba. Con una tecnología de andar por casa, se hizo más de mil selfies en calzoncillos, para poder seleccionar los más voluptuosos. Intentó combinar el color de su ropa interior con el cubresofa, que había comprado para la ocasión y que simulaba el espacio interestelar. Exhibiendo su cuerpo canijo y pelón, se mostraba, con aire de suficiencia, patéticamente despatarrado de frente y de perfil, después de haber abultado sus atributos con algodones.
Una vez seleccionadas las instantáneas, utilizaba Messenger para mandarlas masivamente, en paquetes de seis, a candidatas elegidas al azar.
Acompañaba sus envíos, de un mensaje que no tenía desperdicio y que decía así: “Manda estas fotos a 5 de tus amigas. Y si eres buena y haces lo que te digo, te mandaré un video en el que me verás masturbándome durante más de diez minutos”.
No se si ustedes conservan su capacidad de asombro pero espero que si su buen gusto.
Y no se equivoquen, nuestro presuntuoso Superdotado 5G ahora es feliz. Es un precursor, al haber adaptado el exhibicionismo a la red. Sin necesidad de gabardina y sin riesgo de ser apaleado o de pillar un constipado, a cada mensaje de reproche, de insulto y a cada reacción de indignación o de bloqueo, un placer enfermizo le recorre la piel y le convence de que ninguna mujer se puede resistir a sus encantos.