Solo por el olfato, resulta evidente que la Región de Murcia se está convirtiendo en una plantación de cannabis. Son microfundios gestionados por familias que han dejado la venta ambulante y otros trabajos precarios para dedicarse a una agricultura, en la que todos los miembros de la familia, incluido los pequeñajos, participan.
Si los servicios sociales, antes de asignar subvenciones a esos colectivos, podían exigir a sus beneficiarios que escolarizaran a sus niños y se comprometieran a llevarles diariamente a clase, esa contrapartida, con este nuevo negocio, ha desaparecido. Aunque ellos sigan solicitando todo tipo de ayudas, eluden el compromiso al disponer ya de recursos ilícitos, por lo que el absentismo escolar, en determinados barrios, es aterrador. Ello, a corto plazo, imposibilitará que los menores puedan abandonar esa espiral de delincuencia, que suele girar en torno a las adicciones como las drogas, el juego, el sexo, las compras compulsivas y la violencia.
Todos saben que el negocio va a depender de que las Autoridades miren para otro lado ya que se sustenta sobre la defraudación del fluido eléctrico. Y esto hace vulnerable el business. Cuando comprueban como las compañías eléctricas, ante las sobrecargas y defraudaciones de energía, les modernizan las instalaciones y les refuerzan el cableado eléctrico, ellos terminan por convencerse de que el resto de ciudadanía (trabajadora y educada) es débil, afeminada y gilipollas.
Esta delincuencia desorganizada envasa ya al vacio su mercancía, utiliza vehículos de alquiler que no le compromete y adquiere extintores para atajar los incendios que se originan en sus vergeles urbanos. Los narkos quieren impedir a toda costa la presencia, en sus dominios, de bomberos y policias locales. También han ideado una estrategia para retrasar la intervención de los servicios de emergencias, movilizando a muchos vecinos del barrio, para que se organicen en guerrilla y faciliten la salvación de los cultivos. Poco importa que se origine incidentes de consecuencias imprevisibles.
Ha llegado el momento de cambiar de estrategia. Menos investigaciones policiales y más destrucciones, ipso facto, de plantaciones. Las detenciones de los narkos ya no será necesaria. No creo que esten dispuestos a invertir y a encorvar el lomo si no van a poder recolectar las cosechas.