Balayage: de castaña a rubia en cuatro pasos
‘En España, ¡la rubia no nace, se hace!’, leí este titular hace poco y me hizo gracia. Yo entro en este cupo, por lo menos ahora. Ese grupo de mujeres obsesionadas por tener el rubio deseado…
No es que me quiera quedar rubia para siempre, pero me gusta cambiar de color y de corte de pelo cada cierto tiempo y tengo que reconocer que el rubio se me ha resistido, y mucho. ¿Cómo he conseguido el color que quiero? Ni con mechas, ni con tinte completo… ha sido con balayage.
Se tiende a confundir las mechas californianas y la balayage. Y NO SON LO MISMO. La primera es un color más marcado y simétrico (estilo surfero); la balayage es una decoloración progresiva y natural y, además, cuando crece no se nota la raya en la raíz.
Para las que son morenas y quieren conseguir un rubio sin que parezca artificial, no quieren tener que retocar constantemente el color y/o tienen las cejas marcadas y oscuras y no les gusta ese contraste (como es mi caso), la balayage es una opción perfecta.
A mí me ha costado conseguirlo, sobre todo porque tengo el pelo fino y con los tintes se me estropea mucho, pero con esta técnica estoy bastante contenta, además aporta mucha luz y movimiento al cabello.
Ahora bien, no todo el mundo sabe hacer bien una balayage, ya que es una técnica más compleja. Yo todo el proceso lo he hecho el Blow Dry Bar, tienen dos salones (ambos en Madrid), al que yo voy es el de C/ Pelayo 76.
Estoy encantada con ellos, la verdad, y utilizan productos que no estropean el cabello, y menos mal porque con la cantidad de tintes que me he puesto se me habría caído si no lo llegan a ser.
Así que, si queréis cambiar de look, os aseguro que vale mucho la pena. ¡Espero que os guste!