Por supuesto es un mal menor teniendo en cuenta todo lo que está pasando, igual que todas las bodas y viajes cancelados, no deja de ser una faena, pero es lo que hay. Además mis amigos y familia me hicieron una gran fiesta sorpresa (gracias Zoom por existir). Y terminé encantada (ya os enseñaré el regalo).
Así que para intentar animarnos, me preparé mi propia tarta de cumpleaños, doble reto para mí porque nunca la había hecho. Bizcochos sí, como el bizcocho de plátano y café que publiqué el otro día), pero tarta no. Escogí esta receta que me enseñó mi madre: tarta de queso y limón con fresa.
Cometí un error de principiante con la galleta, no teníamos mantequilla y usamos aceite para la base de la tarta, no sé si nos quedamos cortas con la galleta o no se apelmazó bien o no la enfriamos… pero al echar la mezcla por encima se subió la galleta. Vamos que se quedó una tarta con tropezones (como si fuera una galleta enorme), pero, oye, buena estaba. Ya lo sabemos para la próxima. Es bastante fácil de hacer. Y está mejor si la comes al día siguiente.
Tampoco teníamos nata, así que montamos un par de claras de huevos e hicimos la prueba a lo Masterchef (os dejo abajo el vídeo). Espero que os guste.
Bon appètit! ÁNIMO A TODOS!
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