Pensar en el futuro, sufrir por adelantado
¿Y por qué pensar en lo que vamos a comer mañana si ni siquiera sabemos lo que vamos a cenar hoy?
Casi cualquier expresión mental, bajón moral, incapacidad gestual y crisis existencial ya nos ha invadido en lo que llevamos de año. Los psicólogos online, la enseñanza a distancia y los psicofármacos han hecho su agosto, pero… ¿y nosotros? ¿Qué hacemos al respecto? ¿Cómo vives el momento si no te gusta tu presente? ¿Pensando en el futuro? No.
En este tiempo he aprendido que son tres las claves de este equilibrio: sinceridad, hedonismo y motivación.
La sinceridad con respecto a los demás y contigo mismo. Si vives la cuarentena con alguien, es importante no guardarte demasiado las cosas importantes que te corroen por dentro. Pero lo más importante es serlo contigo mismo: es decir, si hoy tienes un bajón no pasa nada, también debemos permitirnos estar mal de vez en cuando, llorar para desahogarte si es necesario y seguir, siempre seguir. Sobre todo en estos momentos en los que los altibajos son algo habitual y completamente normal.
Cuando la libertad se ve tan limitada, el hedonismo se vuelve fundamental. Dentro de la ley y de nuestras posibilidades, debemos encontrar cualquier cosa que nos de placer, que nos provoque pequeñas dosis de felicidad, sea lo que sea.
No soy ninguna experta, solo hablo desde mi experiencia. Por eso creo que la motivación es lo más importante. Construir pequeños objetivos a corto o largo plazo pero alcanzables. Esta motivación es la que te ayuda a luchar: ya sea rediseñar tu casa o estudiar un curso, hacer que el tiempo sirva para algo.
Pensar un poco más en el momento y disfrutarlo aunque sepamos que los ha habido mejores.