Por ejemplo, que las mejores terrazas estén en los áticos y no en la calle, que todo el mundo vaya a la derecha en las escaleras mecánicas para dejar pasar a los que quieren ir más rápido, que puedas gritar en medio del metro como si no hubiera un mañana y que nadie te mire o… ¿por qué le echan cebollino a todo?
Pero… las terrazas, eso que nos ha faltado tanto durante la pandemia y que nos da la vida a los españoles, eso siempre funciona. En un terraza tienes una primera cita, una conversación con tus amigas de esas de salvar el mundo, una comida de negocios, un atardecer en familia…
Sin ninguna duda es lo que más he echado de menos cuando no se podía salir, y ahora que volvemos a tenerlas no puedo evitar pensar si se nos olvidará todo esto. Porque lo que empieza en el olvido, acaba en la incertidumbre y no me gustaría pensar que no hemos aprendido nada.
Me gustaría creer que algún día diremos eso de “¿Te acuerdas de esa época en la que llevábamos mascarillas?”.
Mientras que todo parece volver a la normalidad -excepto cuando hay tifones en mitad de la noche en Murcia (esto sí que no me lo esperaba… menuda nochecita)- por lo menos seguimos teniendo las terrazas. Porque no hay casi nada que no se arregle con un buen café.
¡Hasta la próxima!