El otro día asistí a una reunión de vecinos y se citaba mucho el famoso ‘sentido común’.
Para empezar, no habrían actas para definir los límites si todos funcionáramos bajo el mismo sentido común, ¿no? Imagino que es el mismo sentido que el que citaron cuando se levantó la obligación de llevar mascarillas en lugares públicos, creo que con esto no hace falta decir más.
Que un vecino ponga un aparato de aire acondicionado en plena fachada y sin pedir permiso funciona bajo la misma premisa que el que se va de botelleo en plena pandemia: la individual. Y del mismo modo que mandas quitar el aparato, mandas poner las mascarillas. Si funcionamos en base a una premisa colectiva a veces hay que saber dar un paso atrás.
Luego hay gente que da un paso adelante sabiendo hacer las cosas bien, porque no todo es blanco o negro y hay todavía personas que saben hacer celebraciones siguiendo todas las medidas. Es la primera boda a la que asisto desde que comenzara el estado de alarma en marzo de 2020 y -después de un año y medio de su fecha original- tengo que decir que estuve mucho más cómoda que otras veces que me encuentro con multitudes. ¿Por qué? Porque las cosas se pueden hacer BIEN.
¿Y qué es ‘bien’? Poniendo en Google ‘sentido común en pandemia’ lo pone todo, este sí debería ser común a todos.