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Antonio Arco

Una palabra tuya

Muérete, amor mío

LA OBRA. Título: ‘Bajo terapia’. Autor: Matías del Federico. Adaptación: David Serrano. Intérpretes: Gorka Otxoa, Manuela Velasco, Melani Olivares, Fele Martínez, Juan Carlos Vellido, Carmen Ruiz. Escenografía y vestuario: Elisa Sanz. Iluminación: Ion Aníbal López. Representación: Teatro Circo Murcia (TCM), jueves 28 de abril de 2016. Calificación: Muy divertida.

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La verdad: qué gusto poder reconciliarse con Melani Olivares, y poder aplaudirla con entusiasmo tras concluir la función de ‘Bajo terapia’ en el Teatro Circo Murcia (TCM), que el jueves vivió otra fiesta teatral, tras la decepción que supuso verla en el Festival de San Javier, en agosto de 2014, pasándolas canutas porque no se sabía, ni de carrerilla ni de coña, el texto de su personaje, Laura, en ‘Al final de la carretera’, de Willy Russell. Una comedia que, por cierto, coincide en alguna que otra cosa con ‘Bajo terapia’, del joven y primerizo dramaturgo argenino Matías del Federico, a quien se le apareció la Virgen de Regla con este exitoso texto y, sobre todo, con que se interesase por dirigirlo Daniel Veronose, a los pies de cuya señora no hay más remedio que ponerse ya que se trata de uno de los directores más interesantes y recomendables de cuantos circulan por los escenarios del mundo, que sigue siendo ancho y ajeno, como dijo con tino Ciro Alegría.
¿En qué coinciden una obra y otra? Pues, a ver, en que en ‘Al final de la carretera’ te ríes con ganas, gracias al disparate y el cachondeo que se traen sus cuatro pobres de espíritu personajes, y en ‘Bajo terapia’ estamos en las mismas, ¡viva el cachondeo y el reírse de ‘buen rollo’ de las desgracias ajenas!, si bien ahora nos encontramos con seis personajes, todos ellos muy humanos, insatisfechos, más o menos heridos, más o menos capullos redomados y, también, más o menos frustrados con sus relaciones de pareja. Ya saben: la rutina, el desencanto, las expectativas que no se cumplieron, los reproches, las diferentes visiones sobre cómo hay que educar a los hijos y, por supuesto, la pasión ya más que perdida, e incluso olvidada y todo.
Nos llevamos otra alegría el jueves, sumada a lo contento que te deja el cuerpo la función, incluso aunque el final de ‘Bajo terapia’ sea un drama padre y te corte el subidón de cachondeo, provocándote tanta sorpresa como desconcierto, porque ni te podías imaginar que, en efecto, nada es lo que parece y en la historia había, más que un gato encerrado, una brutal historia de abusos escondida y servida abruptamente.
La alegría nos la sirvió en bandeja la actriz Carmen Ruiz, que te gana desde el minuto menos uno y que pone, en mitad de tanto histérico, sobrada, gracioso, listillos y mucha tontería ‘flower power’, la sensatez, el dolor profundo y la humanidad que te deja sin habla. Genial, porque tampoco dejó recuerdo alguno con una obra de lo más prescindible que también se vio en el certamen de San Javier, ‘Algo más inesperado que la muerte’, que era precisamente lo que, viéndola, deseabas que llegase cuanto antes.
Olivares y Ruiz están muy bien a las órdenes de Daniel Veronese, que también ha sacado oro de Gorka Otxoa, Manuela Velasco, un deliciosamente histriónico Fele Martínez y un Juan Carlos Vellido que sale muy bien parado del reto de dar vida al personaje más ingrato de esta comedia desarrollada a máxima velocidad y que, en la línea de otros textos como ‘Toc toc’, de Laurent Baffie, y ‘El método Grönholm’, de Jordi Galcerán, se comportan como un roscón de reyes con sorpresa enterrada; eso sí, nada dulce. Sobre todo ‘Bajo terapia’, cuyo final, moralista, cerrado a los matices y sin piedad, corta con un rayo violentamente áspero la noria de risas en la que se había transformado el patio de butacas. Ahora bien, no hay todavía una obra que supere en final inquietante a esa joya teatral de J. B. Priestley titulada ‘Llama un inspector’.
En ‘Bajo terapia’, tres parejas con problemas de pareja –lo cual no tiene nada de singular en sí mismo– son convocadas a una sesión de terapia conjunta con la psicóloga que los está tratando. Una sesión que tendrá una singularidad de primera clase: ella no estará presente, y serán los propios pacientes los que tendrán que llevar a cabo la sesión siguiendo unas instrucciones que ha dejado escritas en una serie de sobres numerados. Todos y cada uno de los personajes son de su padre y de su madre, todos ellos cometen errores, todos ellos quieren ser felices y que se hagan las cosas como mejor les parece, todos ellos guardan secretos… No creo que ninguno de ellos, salvo la excepción que nunca falta, resulte muy ajeno a los espectadores, que se reconocen en numerosas de las situaciones cotidianas –incluidas las de cama, ese lugar del que primero no se quería salir y ahora lo que no se quiere es entrar– planteadas por los personajes; que se mueven entre el descaro, la inocencia, la prepotencia, las ganas de vivir y el deseo de dejar de existir: la muerte como liberación. Si «Bajo terapia» no te deja pensando es que estás muerto.

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Sobre el autor

Junto a una selección de entrevistas y críticas teatrales, el lector encontrará aquí, agrupados desde enero de 2016, los artículos de Opinión publicados los domingos en la contraportada de ‘La Verdad’, ilustrados por el fotógrafo Pepe H y el publicista y diseñador gráfico Nacho Rodríguez. Antonio Arco estudió Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid. Periodista cultural y crítico teatral, una selección de sus trabajos periodísticos se recoge en los libros de entrevistas ‘Rostros de Murcia’ (1996), ‘Mujeres. Entrevistas a 31 triunfadoras’ (2000), ‘Monstruos. Entrevistas con los grandes del flamenco’ (2004), ‘Sal al Teatro. Momentos mágicos del Festival de San Javier’ (2004) y ‘¿En qué estábamos pensando? (Antes y después de la crisis. Entrevistas con filósofos, poetas y creadores)’ (2017). Finalista de los premios ‘La buena prensa' 2016.


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