8 de mayo de 2016

(¿Imanol Arias? Un buen hombre de izquierdas de toda la vida, santo varón de sonrisa beatífica y buena voluntad laica)

Pepe H / Nacho Rodríguez

Nada, nada, que tuvo un descuido tonto de los que puede tener cualquiera. Imanol Arias, el actor, ese buen hombre de izquierdas de toda la vida, ese santo varón de sonrisa beatífica y buena voluntad laica, ese pedazo de Imanol Arias que dio vida en la ficción nada menos que a Vicente Ferrer. Nada, que tuvo un descuido el cabeza de familia de los Alcántara, esa familia televisiva con la que se ha forrado de lo lindo, y tampoco hay que darle mayor importancia. Total, un descuido; yo qué sé: que tuvo un mal día o que tuvo flato, o que se dejó arrastrar por la caridad divina o se entregó en cuerpo y alma a su opción preferencial por los pobres, que son su debilidad. Que tuvo un descuido, coño.
Porque no solo dio vida en la ficción al ilustre filántropo español, sino que, de todo corazón solidario y ejerciendo de capitán de los pájaros cantores, nos invitó a todos los españoles de cuerpo presente, a través de una campaña publicitaria protagonizada por tan incorruptible ejemplo de mano tendida, a colaborar con nuestro dinero –poco, pero honrado– con la Fundación Vicente Ferrer, con la que ahora ha quedado más que demostrado que él podía haberlo hecho sin que le temblasen sus ahorros.
O sea que, sí, un descuido, que él no quería, que pasaba por allí, que veinte años no es nada, que a la lima y al limón, que andando yo caliente ríase la gente y que maricón el último. Y ahí lo tenemos, al Alcántara padre, al que nos quería predicar sin dar ejemplo ni darnos trigo, al popular actor cazado que viste y calza una dosis sangrante de cinismo.
Pero un descuido lo tiene hasta el más pintado, y si no que se lo pregunten a Caín. Y esa es la razón, un descuido, por la que ahora la Fiscalía Anticorrupción, que está para defendernos a todos de tan ejemplares frescos, señala a don Imanol Arias por haber defraudado a Hacienda por la cara, por la patilla y porque tenía el dineral con el que poder hacerlo, casi medio millón de euros solo en 2014, año en el que participó, junto a otra que no hay tampoco que perder de vista, la también actriz Ana Duato –mamá Alcántara–, en una campaña dirigida a convencernos a los contribuyentes de las bondades de marcar la casilla de ‘Actividades de Interés General consideradas de Interés Social’ en nuestra declaración de la renta. ¡Si es que son dos ángeles custodios!
Nada de nada, descuidos sin importancia, anécdotas protagonizadas por gente de paz, gente de bien, fiables, recomendables, incluso yo diría que también vegetarianos. Como otro más de tantos que cometió un descuido: Gerardo Camps, exvicepresidente y exconseller de Hacienda de la Generalitat Valenciana, en tiempos del PP, que por un descuido que lo puede tener hasta un bebé se gastó en cuatro años de nada 553.00 euros de nada en comidas de lujo de nada. Sin querer, estando como en trance, incluso puede que recibiera órdenes de las voces que escuchaba en su cabeza. Don Gerardo Camps, un grande, un hombre amante del buen comer, del buen beber y del ‘¡viva la Pepa!’, siempre, eso sí, que todo este jolgorio lo paguen de su bolsillo otros, por ejemplo los contribuyentes que le han votado.
Don Gerardo, tan espartano, casi un cartujo, un ermitaño; él, don Gerardo, que se bebía las botellas de vino a 40 euros que daba alegría verlo tan contento. Y que comía cualquier cosa, algo así como solomillo de ternera de primera, sashimi de entrecot y chop suey de atún. Nada, algo rápido y para el despacho a levantar España. Un descuido: 553.000 euros de dinero público gastados a pecho descubierto, como un hombre. Pero, cuidado, no piensen mal de don Gerardo, no, no, no. Don Gerardo comía y bebía como si fuese Enrique VIII, pero después, porque don Gerardo es muy noble, ¡daba propinas!, ¡dejaba propinas! Qué pedazo de hombre de bien don Gerardo, que repartía entre la clase obrera propinas con nuestros impuestos. Nada, un descuido, bobadas, porque lo importante es que España va bien; que Sánchez, Rivera e Iglesias son unos líderes de campeonato y que es mentira que a Rajoy le picase a destajo la mosca tse-tse. Porque tampoco es cierto que nuestras vidas sean los ríos que van a dar a la mar, que es el morir. Que no.