EL ESPECTÁCULO. Título: ‘Il n’est pas encore minuit…’. Género: Circo contemporáneo. Compañía y creación colectiva: Compagnie XY (Francia). Colaboración especial: Loïc Touzé. Representación: Teatro Circo Murcia (TCM), jueves 16 de mayo de 2016. Calificación: Excelente.
El circo contemporáneo y salvajemente teatral de la compañía francesa XY se despidió el jueves del TCM en mitad del delirio del público, que desde el principio siguió su nuevo espectáculo, ‘Il n’est pas encore minuit…’, en un ambiente festivo y de adrenalínica expectación. Y no era para menos. Menuda joya destinada a la emoción y al impacto, menudo arte que derrocha la propuesta y menuda paliza que se pegan los 22 artistas/acróbatas que se juegan, literalmente, el físico durante la representación, porque si no se mata nadie en el escenario no será porque no lo intenten. Nadie que no esté muerto puede dejar de disfrutar como un niño, sin mesura, degustando esta delicia de circo teatral. Los ven a estos las brujas de ‘Macbeth’ y no cabe duda, se olvidan de pócimas, conjuras y hostias en vinagre y se ponen las primeras a aplaudir como locas de atar.
Se ovaciona el rigor, la pasión que no se deja vencer por el cansancio, la entrega en todo momento, la técnica adquirida fruto de un tesón sobrehumano, la fe en el trabajo colectivo, el riesgo siempre amenazante, el ritmo de gran espectáculo muy bien iluminado, los –literalmente– altos vuelos que emprenden estos atletas de la escena, los desafíos a las leyes de la gravedad e incluso a las del sentido común, la banda sonora, los toques de humor, la concentración ejemplar; ¡joder, la belleza en estado puro! La belleza como una explosión de cuerpos capaces de –uno a uno o todos a una– lanzarse a lo imposible, de bucear en los límites de la fortaleza física y mental. Salen ilesos del empeño y te dejan boquiabierto con su victoria, te dejan que no pestañeas y te dejan también a punto de rogarles que te lleven con ellos de gira, por supuesto no para otra cosa que no sea prepararles la merienda.
Sus acrobacias, muy bien dosificadas, bailan con el escalofrío; sus castillos humanos son prodigiosos en su dificultad y en su resultado estético, en el que se incluyen corros superpuestos en movimiento que parecen brotar de los pinceles de Henry Matisse. El objetivo de ‘Il n’est pas encore minuit…’ está claro: vayamos a por el más difícil todavía sin introducir dramatismo en unas escenas que parecen las propias de un feliz cumpleaños en la mejor compañía. XY deja en mantillas a Dumas y a sus tres mosqueteros, y ya de paso a Sam y Frodo. La compañía desprende una frescura sin fisuras, y la admiración te conduce a imaginártelos montando por su cuenta ¡y riesgo! un ‘West Side Story’ acrobático.
‘Il n’est pas encore minuit…’ aborda el tema de la masa, de los gregarismos, de la(s) violencias colectivas(s), contraponiendo los peligros de la individualidad sin límite con las bondades de la apuesta por la solidaridad, por sumar esfuerzos y remar en la misma dirección, un poco a lo André Malraux & ‘La condición humana’. Apoyémonos unos a otros. El acróbata murciano Andrés Somoza, al que se le notaba radiante por actuar en casa, leyó al final unas palabras que sintetizan la filosofía de trabajo de XY: «Si caminas solo, llegarás más rápido; si caminas acompañado, llegarás más lejos».
La hora de función sabe a un segundo. A cada espectador se le habrán adherido a la memoria unos u otros momentos especiales. Los hay a destajo. Y qué bien bailan, por cierto, el estilo ‘lindy hop’, previo al rock&roll y que no entiende de lucimientos individuales que no busquen el brillo de todo el conjunto. En el TCM no se veía nada parecido a ‘Il n’est pas encore minuit…’ desde que en 2012, también en mayo, la compañía australiana Circa nos regaló su último espectáculo.