>

Blogs

Antonio Arco

Una palabra tuya

Ser valiente

(El alhameño olímpico Antonio Peñalver declara que sufrió abusos de su entrenador cuando tenía 14 años)

18 de diciembre de 2016

Pepe H / Nacho Rodríguez

 

Te piden ayuda, salen de sus tumbas todos tus fantasmas, vuelves a vivir el atropello y la humillación, te pones en la piel de otro, del que ahora está pasando por el mismo pequeño o gran infierno que tú ya conociste, y regresa la rabia, la culpa por haber permanecido callado, el profundo malestar por no haber hecho lo necesario para evitar que otros pasasen más tarde por el mismo temblor de cuerpo y afectos mal entendidos que tú. Te sientes mal, te miras al espejo, han pasado muchos años, sí, pero no has podido olvidar: los abusos, la traición de la confianza. Tú, con tan solo 14 años, frente al hombre maduro en quien confiabas, tú y tu familia confiabais. Llámalo sexo, deseo, debilidad de la carne…; llámalo confundir la autoridad con la sumisión, llámalo aprovecharte de la admiración ajena, llámalo que no te importe hacer daño, erosionar para siempre el futuro de un adolescente entre tus manos, llámalo ser un pobre hombre.
‘¿Cómo no hacerlo?’, ¿cómo nadie supo parar a tiempo?’, ‘¿cómo seguir callado?’. Se mira al espejo, solo él ante el espejo. Las heridas son internas, siguen respirando. Ha pasado mucho tiempo, ha tenido dos hijos, ha conocido en cuerpo y alma la gloria olímpica, y nunca se ha ido de su tierra, donde fue herido, donde calló, donde aprendió a convivir en un silencio espeso, extraño, con la fractura que los abusos causaron en su ingenuidad, en sus anhelos, en su modo de convivir con los afectos: ¿cómo desterrar la desconfianza, cómo volver a fiarte por igual de los otros? Hay otros que se presentan como modelos a seguir, otros que reciben el reconocimiento de la sociedad, otros que llevan doble vida, otros que no saben parar antes, a tiempo, que no ponen freno, que se creen libres de ser descubiertos.
‘¿Cómo no voy a hacerlo?’, se dijo Antonio Peñalver ahora, pasado un largo tiempo de triunfos y espinas, sabido que el silencio aviva el ímpetu de todas las violencias por perpetuarse, por alimentarse de nuevas víctimas: de abusos, de guerras, de avasallamientos económicos, la violencia política, económica, religiosa, los prejuicios, las iras, los vendidos al enemigo por venganza, los inocentes acusados en un baile de envidias y de celos, el eterno devorar del fuerte al débil; los menores acosados entre pupitres, sacristías, entre los de su propia sangre, por aquellos a los que tienden sus manos para recibir apoyo, protección, enseñanzas.
Cuesta entender los abusos. Llegó el momento. Antonio Peñalver recibió un mensaje, casi una llamada de socorro. No hay un día en el que ya estemos libres de tener que cargar con nuestra noche oscura. Llegaba desde Tenerife, donde una juez no había creído a Alberto, un joven exatleta de 19 años –Peñalver también lo fue: joven, atleta de lujo en las memorables Olimpiadas del 92– que denunciaba al entrenador de atletismo Miguel Ángel Millán por haber abusado de él cuando tenía… 13 y 14 años. Sabían que se comentaba que él pasó por lo mismo, los abusos, cuando en la década de los 80, en Alhama, fue entrenado por Millán –en libertad con cargos, investigado por un juzgado de La Laguna por un presunto delito de acoso sexual agravado– y ‘obsequiado’ con sus excesos.
Le pedían ayuda. ¿Podrías contar lo que te pasó, Antonio, y apoyar así a Eduardo para que lo crean? Otros muchos prefieren guardar silencio, por la vergüenza, por la familia, por su honor, por miedo o por si acaso así, en lo invisible, se alejan alguna vez las pesadillas. ‘¿Cómo no voy a hacerlo?’, se dijo y les dijo. ¿Cómo no parar las injusticias, los abusos? Hay que pararlos, plantar cara, ¿cómo no hacerlo?
No ha sido fácil. Han pasado muchos años. Se podría haber amparado en que esta ya no es su guerra. Podría haber seguido con su vida, sin más líos. No es agradable reconocer que han abusado de ti, y que han pasado décadas sin denunciarlo, y que has podido contribuir a que la pelota en carne viva siguiera rodando: llámalo sexo, llámalo poder, llámalo enfermedad que, en todo caso, habría que tratar. Ahora Peñalver tiene 48 años, es profesor en la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), es padre, expolítico, historia gloriosa del deporte español. Ha hablado, ha sido valiente. Su relato ante la Policía le costará haber finiquitado su apacible anonimato. Fue objeto de deseo, ahora lo será de interminables comentarios. Relató los abusos que padeció: tenía 14 años, los 14 años de un atleta de élite que siempre tuvo una mirada que escondía desamparo.
Algo extraño se le adhirió para siempre en el transcurrir de sus días, algo que jamás debió ocurrir. No más silencio. Nunca es tarde para ser valiente, colaborar, pensar en otra gente. No ha querido permitir que Eduardo quede como un mentiroso. ‘¿Cómo no iba a hacerlo?’, ¿Cómo seguir callando si «todavía hay gente que no ha sido capaz de hablar de ello, gente que se ha ido a la mierda porque, y esta es una suposición mía, no ha sido capaz de digerir esta atrocidad»? Parar a tiempo, antes de que sea tarde. Dar la cara, poder mirarte a ti mismo a los ojos.

Temas

Otro sitio más de Comunidad de Blogs de La Verdad

Sobre el autor

Junto a una selección de entrevistas y críticas teatrales, el lector encontrará aquí, agrupados desde enero de 2016, los artículos de Opinión publicados los domingos en la contraportada de ‘La Verdad’, ilustrados por el fotógrafo Pepe H y el publicista y diseñador gráfico Nacho Rodríguez. Antonio Arco estudió Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid. Periodista cultural y crítico teatral, una selección de sus trabajos periodísticos se recoge en los libros de entrevistas ‘Rostros de Murcia’ (1996), ‘Mujeres. Entrevistas a 31 triunfadoras’ (2000), ‘Monstruos. Entrevistas con los grandes del flamenco’ (2004), ‘Sal al Teatro. Momentos mágicos del Festival de San Javier’ (2004) y ‘¿En qué estábamos pensando? (Antes y después de la crisis. Entrevistas con filósofos, poetas y creadores)’ (2017). Finalista de los premios ‘La buena prensa' 2016.


diciembre 2016
MTWTFSS
   1234
567891011
12131415161718
19202122232425
262728293031