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Antonio Arco

Una palabra tuya

¡Dios salve a América!

13 de noviembre de 2016

Pepe H / Nacho Rodríguez

 

 

(«No voto con mi vagina», dijo rotunda la excelente actriz Susan Sarandon. Y, sí, hasta aquí hemos llegado)

Mucha tranquilidad, buenos alimentos, sexo seguro, y ¡aquí paz nuclear y después gloria!, que ni fumar produce cáncer ni, tampoco y ni mucho menos, tenemos que echarnos las manos a la cabeza hueca por los tremendos desastres que dicen que acarreará sobre nuestro planeta el cambio climático. ¡Tonterías todo lo que se dice, bobadas, memeces, ganas de fastidiar!, que aquí, en pleno siglo XXI, lo que ocurre de verdad, lo que de verdad sucede, ¡cojones!, es que «el calentamiento global es un concepto creado por y para los chinos con el objetivo de hacer que la industria estadounidense no sea competitiva». ¡Pues claro! Y es que los chinos son muy suyos, unos provocadores, unos insensatos los chinos, conspiradores, chinos de la China, chinos y no blancos como la nieve pura, mentirosos, antiamericanos, demasiados chinos juntos es lo que hay, una calamidad de país, China. Y eso, lo del cáncer y lo del cambio climático, y lo de que las mujeres están, sobre todo, para lucir lencería fina, y los negros, ¡otros que tal!, para hacer sombra, lo dice el que será, con todas las de la Ley, y el orden y los pilares democráticos de Estados Unidos siendo contemplados como ejemplo de fortaleza por todo el orbe, nuevo inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, elevado a los altares de la estulticia por millones de norteamericanos, sin causas pendientes con la Justicia, que serán cualquier cosa, pero no moco de pavo.
A estas alturas del ‘show’, con el soponcio ya casi deglutido, el que tiene que estar llorando por las esquinas, como la Zarzamora pero sintiendo los genitales por corbata, es el Nobel de la Paz y prestigioso autor del Panel Internacional del Cambio Climático (IPSS), Edward Rubin. Confiado este hombre blanco en que la ciudadanía de los países supuestamente civilizados, entre los que incluía al suyo tan patrióticamente, dispone del suficiente criterio racional, bagaje cultural, propensión al bien y clara apuesta por lo más justo (para todos) frente a la caridad (de unos pocos), le otorgaba a estar tan campante, y tan errático en el caso de sus conciudadanos, la responsabilidad de elegir representantes políticos con verdadera sensibilidad por los temas de Medio Ambiente, incluido el aire que respiramos. Pobre hombre, qué mal trago estará pasando después de defender, con ese envidiable entusiasmo suyo, que «la cosa más importante que podemos hacer es elegir gente para el Gobierno que se dedique a solucionar este problema». ¡Ni puñetero caso te han hecho, Ed!
Llegado el imprevisible fanfarrón y desagradable sujeto al poder, hecho histórico también de consecuencias imprevisibles, Artur Mas lo ha aprovechado para subirse al carro de lo adefésico, mezclar el rodeo con la sardana, hacerse la picha independentista un lío y sugerir que esta elección les insufla fuerzas para seguir creyendo que «lo imposible a veces es posible». Ganas dan de gritar lo mismo que le ha salido del alma al expresidente de Uruguay, José Mujica: ‘¡Socorro!’.
Mejor escuchar ese grito de incomprensión y protesta que escuchar a los niños blancos de un colegio de Michigan –estado donde también ha triunfado ‘su eminencia’–, gritarles a sus compañeros latinos de buena mañana, para alegrarles el día y a falta de que el asunto llegue a mayores, «¡Construye ese muro, construye ese muro!», uno de los eslóganes más celebrados de la campaña del magnate inmobiliario, que ha comprobado como nadie que todo es posible en América.
Mucho se ha hablado, escrito y dicho sobre el paso de Trump, en plan búfalo en celo entrando en una cacharrería, durante las elecciones norteamericanas. Pero nada parecido a lo que Stephen King, muy probablemente el escritor vivo más leído del mundo, escribió en Twitter: «Mi historia de terror más reciente: Érase una vez un hombre llamado Donald Trump, que se postulaba para presidente. Algunas personas querían que ganara». ¡Stephen King, como visionario no tienes futuro!
Desde luego, no es que quisiera que ganase Trump la excelente actriz Susan Sarandon, si bien anunció públicamente que tampoco daría su voto a Hillary Clinton, porque el miedo al ‘showman’ no justificaba el apoyo a la exsecretaria de Estado. De forma muy gráfica, dijo ella: «No voto con mi vagina». Y hasta aquí hemos llegado. ¡Dios salve a América!

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Sobre el autor

Junto a una selección de entrevistas y críticas teatrales, el lector encontrará aquí, agrupados desde enero de 2016, los artículos de Opinión publicados los domingos en la contraportada de ‘La Verdad’, ilustrados por el fotógrafo Pepe H y el publicista y diseñador gráfico Nacho Rodríguez. Antonio Arco estudió Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid. Periodista cultural y crítico teatral, una selección de sus trabajos periodísticos se recoge en los libros de entrevistas ‘Rostros de Murcia’ (1996), ‘Mujeres. Entrevistas a 31 triunfadoras’ (2000), ‘Monstruos. Entrevistas con los grandes del flamenco’ (2004), ‘Sal al Teatro. Momentos mágicos del Festival de San Javier’ (2004) y ‘¿En qué estábamos pensando? (Antes y después de la crisis. Entrevistas con filósofos, poetas y creadores)’ (2017). Finalista de los premios ‘La buena prensa' 2016.


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