Para cualquier amante del tenis la primera semana de un ‘Grand Slam’ es un lujo. Un aluvión de partidos en muchísimas pistas capaz de dejar prendado a cualquier aficionado del deporte. Desde primera hora de la mañana hasta altas horas de la noche puedes ver desde un partido de Roger Federer o Djokovic hasta uno de esos choques mágicos en una pista secundaria en el que prácticamente acaricias con tus dedos a los tenistas. Y uno de esos partidos especiales lo ha disputado Lara Arruabarrena en la pista número ocho de las instalaciones de Flushing Meadows.
En un trabajado partido sobre Shahar Peer, la tenista de Tolosa ha sido capaz de conseguir el primer triunfo de su carrera profesional en un Grand Slam. Una de esos hitos soñadss por cualquier tenista. Hace unos meses, tras su victoria en el torneo de Bogotá, su entrenador, Antonio Capella, confesaba el secreto de Arruabarrena: “Se vino de Tolosa a Barcelona a los quince años. A esa edad la descubrí casualmente en Ondarreta y desde ese momento la Federación le ha apoyado económicamente. Lleva una vida de monja, dedicada absolutamente al tenis porque este deporte a nivel profesional no te permite hacer nada más. Su vida transcurre en los hoteles, aviones y jugando partidos”.
Arruabarrena, con tan solo 20 años, además de llevar una vida dedicada por y para el tenis, no cree en comparaciones que solo pueden perjudicarle: “Que la comparen con Rafa no me hace ninguna ilusión, porque Nadal es incomparable. No hay ni habrá nadie como él. Ojalá que nos pudiéramos acercar un poquito a Rafa”, explicaba Capella.
Y pese a su corta edad, talento tiene para ir para arriba e ir poco a poco escalando puestos en el ranking de la WTA: “Pese a que tiene que mejorar el servicio y un poquito el revés cortado, es una jugadora con mucho potencial y un portento de mente. Además, tiene la cabeza bien amueblada y un físico espectacular que le dio Dios y que con los años de trabajo ha conseguido mejorar muchísimo”, resumía Capella.
Después de un inicio de temporada en Australia en el que “la meta era acabar el año cerca del 100”, Arruabarrena está consiguiendo, torneo tras torneo, partido tras partido, acelerar su proceso de maduración como tenista. Tiene 20 años y ha ganado su primer partido de ‘Grand Slam’. Seguro que el primero de muchos.