Tórrida escena de Sexo en NY que supuestamente transcurre en el ascensor del Four seasons.
Déjense de propósitos chorras para el nuevo año. Los murcianos tenemos que avivar la llama del deseo y dejar de ser tan convencionales en el sexo, que quedamos a la altura del betún si nos comparamos con el resto de España.
Según un informe elaborado por C-Date, el 8 por ciento de los murcianos afirma que su sitio favorito para hacer el amor es el ascensor. Bravo por esos valientes porque el resto sois de lo más soso. El 79 por ciento elige la cama; y el cinco restante, la cocina. Aburridicas nos tenéis.
Si la mayoría habla de la cama es que: a) no tenemos imaginación; b) no tenemos gana de contestar; y c) ¿Pero qué preguntas son ésas? Sólo responderé ante mi párroco.
¿Pero qué pasa con el 8 por ciento que lo hace en el ascensor? Oiga, que esto no es Manhattan, que no tenemos rascacielos, que lo más alto son esos horribles edificios de los pinchos. En lo que sube y baja el bicho 20 pisos, ¿le da a usted tiempo a algo? A nosotras no, desde luego. Se precisa mucha calentura previa; y hasta aquí puedo leer. Así que ese 8 por ciento es sospechoso. Se me ocurren varias opciones: a) se lo ha inventado el encuestador para darle algo de chispa al asunto, tras la sosez de las contestaciones; b) Lo vieron en las películas; c ) lo han soñado. A no ser, claro, que le hayan preguntado a los cuatro que viven en una comunidad de vecinos donde, día sí y día también, el ascensor esté sospechosamente averiado.
Somos unos comodones de tomo y lomo. Piensen por un segundo la cantidad de posibilidades que existen. En twitter me dieron algunas ideas: un despacho ajeno, por ejemplo, es una opción. La cabina del piloto de un avión es otra, pero para la que se requieren ciertas influencias. ¿Y qué hay del aire libre? Los andaluces confiesan que lo prefieren a la cama. Un polvo agreste o playero conforma un agradable recuerdo. Cuando pase el tiempo sólo se acordará del rumor de las olas y no de la arena que se colaba por todas partes; la nostalgia le devolverá el paisaje y los aromas y no el calor cabrón que hacía y lo que sudaron usted y su pareja. ¿Y qué hay de la lavadora? ¿No han comprobado si el mito del centrifugado tiene alguna base real? Me temo que servidora morirá sin descubrirlo, y la mayoría de los que leen esto también. Probadores, aseos, lugares públicos, el clásico coche para una prisa. Como dice mi amiga Sylvia de Béjar, lo bonito de esto es que miras a tu pareja con cara de culpabilidad y de satisfacción por ese arrebato loco. Esa complicidad no tiene precio; es el pilar básico de una relación y nos dará puntos para la siguiente encuesta. Como dirían los americanos: “I’ts up to you”.