Ayer, la sala B dela Filmoteca Regional estaba a reventar y, creo, andábamos todos algo emocionados. Coincidí con Juan Moreno de la mano de Pepe Egea en la última etapa de “Azufre rojo”. Ahora trabajo con su hijo Juan Alfonso para grabar y editar los Casual Friday en su empresa “Gestión de Medios”. Sólo puedo decir de ellos que son gente encantadora, muy profesional. Paciente. Algo muy importante en este tipo de oficios.
Dijo Pepe que el sector audiovisual vive una situación muy complicada, a la que se la añade un factor importante: es una industria basada en las ilusiones. En los intangibles. Los encuentros con mis compis del cine siempre acaban igual: dando mil vueltas a proyectos, a cómo se podría hacer esto o aquello. A una idea genial que nos ronda la cabeza, que nos encantaría poder vender y no sabemos cómo, o a quién. Ya ni recuerdo la de pilotos que hemos preparado con la osada intención de ponerlos en marcha. De todo: programas magazine, series, espacios específicos para un sector concreto.
Juan Moreno es una persona entrañable para todos los que hemos estado en algún momento en contacto con lo audiovisual. Lo es por un motivo muy concreto: ha sido alguien honesto, currante cien por cien y, sobre todo, nunca ha perdido la ilusión. Juan Alfonso contaba ayer que su padre empezó con la música; Se compró un tocadiscos y después montó una discoteca. La primera discoteca de Jumilla. Le gustaba el cine y montó un videoclub; Le gustaba la tele, se compró una cámara y montó una televisión en Jumilla. Ha sido y es un luchador pero de esos que siempre van con la sonrisa en la boca y la esperanza en el corazón. Algo que tanta falta hace a un sector tan maltratado como el nuestro.