Sinatra ha sido tan importante en mi vida que me cuesta horrores elegir una canción. Me pasé noches enteras con mi walkman descubriendo todos sus discos Capitol que atesoraba una tía mía y que pasé a las cintas de cassette. Con su leyenda, su malditismo, sus malas compañías, su divismo incluso, creo que Sinatra demostró cuatro cosas importantes.
A) Amar con intensidad y con valentía
B) Proteger y adorar a sus amigos hasta el infinito y más allá
C) Un talento incomparable para hacer suyas todas las canciones y frasearlas como nadie
D) Que cuando quería, se comía a todos sus compañeros de reparto. Sólo hay que verlo en “De aquí a la eternidad”.
Sinatra nació en Hoboken, a un tiro de piedra de NY City. Su madre era una activista a favor del aborto. Una mujer comprometida con otras mujeres y Frank fue siempre joven. Siempre vivió como si fuera casi el último día de su vida.
Por eso cantaba de aquella manera (My way). Por eso, sus ojos azules son eternos y el terciopelo de su voz es como un mantra para todos aquellos que le adoramos. Nada malo puedo ocurrirte escuchando a Sinatra.