Heridas de guerra
Él la recibía desnudo. Con una mano cerraba la puerta, con la otra le agarraba el culo . Lucía dejaba caer su equipaje. Manuel le daba una patada. Directo al salón. De la breve entrada y sin cesar de besarla la conducía a la cocina: “Bebe, tendrás sed”. Primero agua, luego vino. Y volvía a […]