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Lola Gracia

Vivir en el filo

El sexting ya no es cool

 

La historia es sencilla.
Cuando uno se enamora hace tonterías. Empieza con un “cuéntame qué
me harás cuando nos veamos”
y termina con el primer plano de unos
genitales. La cosa tiene ya poco de novedoso
cuando las starletts del momento se despiden de sus seguidores en
Twitter con un buenas noches y autofoto de ellas medio en pelotas
para
demostrarnos, imagino, lo buenas que están o para conseguir 140.000 likes de
golpe.

Creo que el sexting está empezando a perder gracia; que dejó
de ser cool hace unos cuantos meses y vistos los problemas posteriores que
acarrea, buscaría otros métodos de acercamiento erótico-amorosos más prácticos.
El término comenzó a popularizarse nada menos que en 2005 en los países
anglosajones y en 2008 una encuesta norteamericana (The national campaing to
prevent teen and unplanned pregnancy) reveló que el 20% de jóvenes entre 13 y
19 años reconocía haber enviado y colgado fotos en las que aparecían
semidesnudos. Otra encuesta posterior revelaba que de forma habitual estas
fotos se enviaban a conocidos pero un 11% confesaba haberlas mandado a personas
que jamás habían visto. La temeridad adolescente,supongo
.

El profesor de
Criminología y Derecho Penal de la Universidad Internacional de
Cataluña, José R. Agustina explica que legalmente se reacciona ante el sexting
en un doble sentido: por un lado, para evitar la producción de pornografía
infantil por cauces que no son los habituales, en los que la iniciativa del
menor no se ve afectada por los adultos y, por otro, para proteger la
deficiente autodeterminación sexual de los menores
. Hay que subrayar que la
mayoría de los países éstos carecen de ella. Es decir, el menor no tiene
libertad sexual. Sin embargo, en España más del 68% de los jóvenes entre 10 y
15 años sí tiene un móvil
. Qué difícil poner puertas al campo cuando hay tantas
vías de intercambio de imágenes y palabras.

La aplicación de moda entre los jóvenes es el snapchat, el
equivalente a “este mensaje se autodestruirá”. Intercambio de
contenidos de alto voltaje que no dejan huella. Salvo que alguien sea lo
bastante rápido para hacer una captura de pantalla. El chatroulette te permite
tener sexo virtual con personas de todo el mundo. Es explícito a más no poder. Hay
otras aplicaciones como el Tinder, muy similar y myLol, una red social de ligue
para teenagers.

El sexting abre la puerta al ciberbullying. O sea, al acoso
teléfonico, pero lo peor de todo es que es la propia víctima quien propicia
este acoso enviando fotos explícitas. Lo que viene después es previsible:
“rompes conmigo y toda la escuela verá tus tetas”. Los adultos
también se dejan llevar por estas deleznables conductas (la venganza del reenvío masivo de imágenes íntimas), incluso se valen de
las redes para acceder a los más jóvenes (grooming).

Las consecuencias del sexting han sido terribles en algunos
casos. Vanessa Hudgens es una joven a la que sus padres compran un móvil, ella envía
fotos explícitas a su novio y meses después rompe con él. Ahí comienza la
pesadilla, llegando al absurdo de que Vanessa no sólo sufrió la vergüenza de
ser la comidilla de su escuela, sino que acabó siendo condenada por  producir, distribuir y poseer pornografía
infantil
. El caso de Jesse Logan terminó con su suicidio (Cincinnati, 2009).

 

La tontería de hacernos fotos a cada rato está llegando
demasiado lejos. Me aburre. El sexting, que también practican muchos adultos

(más del 50% son mayores de 18 años, según Mac Afee) tiene sentido si tu pareja
está lejos, o para reavivar la llama. El resto es un perder el tiempo peligroso
porque nunca, nunca sabes donde acabará tu selfie. 

Temas

Relaciones, amor, vida. Lo que de verdad importa

Sobre el autor

Periodista por la Universidad Complutense de Madrid, escritora y gestora cultural. Investigadora de las relaciones humanas. Máster en sexología por la Universidad de Alcalá de Henares. Desarrollo trabajos como directora de comunicación


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