Placer se escribe con P
El placer sexual, históricamente, pertenecía al hombre. Él ejercía el poder, él penetraba y él contribuía a la procreación. Si quería permitirse ciertas licencias no habituales del ámbito conyugal, iba con prostitutas y jugaba a la perversión secreta, prohibida y pecaminosa, que tanto le excitaba. Por suerte, todo eso ha cambiado. Tenemos a […]