Enamorarse de uno mismo es el primer paso para lograr esos romances de ensueño que creemos imposibles. Porque no lo son. Es cuestión de entrar en el modo pasión. Abandonar los patrones aprendidos, los miedos, la cerrazón. Es poseer el conocimiento consciente de que te mereces lo mejor y por eso, lo mejor viene a ti. Sin complicaciones, sin dificultades. Es abrirte a la abundancia y al efecto multiplicador e irrepetible de los sentimientos genuinos. Es tener el valor de enfrentarte a tus sombras y salir triunfador.
Tras la batalla, miras a tu partenaire con esa mirada hermosa de los que han visto un trozo de la tierra prometida.
Activar el modo pasión es sencillo. Si estás en pareja unos años y más aburrida/o que una seta ha llegado el momento de pegar un salto del sofá y experimentar. Volver a mirar con nuevos ojos a tu “crush”. Cambiarte el color del pelo, viajar a lugares desconocidos. A veces basta con detenerse y analizar lo vivido y experimentado. Apagar el televisor y tener una conversación cara a cara y piel con piel. Porque esa es otra ¿Cuántas veces ocurre que uno vegeta al lado de su santo? Vegetar y cohabitar no es vivir y disfrutar
El amor verdadero rara vez se extingue, sólo hay que avivar un poquito el furor dormido. Cierto, vivimos en un mundo difícil e incierto pero esos escollos fortalecen los lazos auténticos y rompe los que nos ataban al otro por un motivo de comodidad.
No lo puedo remediar, soy una romántica empedernida, una firme defensora de los amores reales, que pisan la tierra y que incluso pueden llegar a durar años y años. También una firme detractora de los compromisos por conveniencia, el vivir de cara a la galería en una relación de costumbres y hábitos donde ya nada queda.
Como todo en la vida, los grandes ideales a veces requieren de momentos de trabajo, esfuerzo, paciencia, humildad e incluso soledad. Pero, vaya, merecen la pena. Llegar al modo pasión es mucho más que darle a un interruptor. Es abrirse a ser consciente…y despertar al modo de Leonardo Da Vinci “Me desperté solo para ver que el resto del mundo estaba dormido”. Y si despiertas acompañado, mejor que mejor.