Esta semana que termina me ha producido sentimientos encontrados. Desde nuestro fallecido Mar Menor hasta los altercados en Cataluña, pocas alegrías.
La muerte Alicia, Alicia Alonso, también me genera un cierto sin sabor. Quizá su figura delgada y muy esbelta, con la que me tropecé en alguna ocasión por las calles de Madrid simboliza el fin de una época de grandes divas del ballet, quizá esa figura te demuestra que la belleza traspasa la barrera del tiempo, que las calles de Cataluña volverán a ser pacíficas; que se acabará el odio y nunca más llamarán “guiri de mierda” a mi querida amiga Valérie Tasso.
Quizá podamos recuperar la belleza de ese Mar Menor de la infancia, de aguas limpias, llenas de peces y caballitos de mar.
Creo que tenemos unos políticos que no merecemos, que no dan la cara. Torra incita a los CDR y luego acusa a grupos extremistas de los actos vandálicos. Aquí en Murcia VOX culpa a las clases medias y sus segundas residencias del deterioro de nuestra laguna salada.
Qué vergüenza.
De la belleza de los tutús y las puntas a la estulticia de esta gentuza con corbata hay un abismo…¿Cómo tender un puente que conecte la mediocridad con la excelencia? O mejor ¿Cómo romperlo para que no nos toquen los efectos de esas políticas de mirar para otro lado?
No tengo las respuestas, ojalá la verdad de las Alicias rompa los espejos de tanta estupidez