El viejo debate. Estar radicalmente en contra de la prostitución no evita situaciones indeseables que acaecen en este colectivo. La prostitución no tiene una cara, tiene muchas.
Creo que todos somos moralmente contrarios al abuso de poder hacia otras personas. Esto incluye la trata de mujeres. Mujeres que vienen a nuestro país, engañadas y obligadas a entregarse sexualmente en contra de su voluntad o porque no tienen otro remedio una vez aquí .
Pero no siempre sucede así
Hay mujeres que realmente optan por ejercer la prostitución como una vía más para ganarse la vida. Nadie las obliga. Prestan un servicio a quien lo solicita ¿Dónde está el problema? Yo, sinceramente, no lo encuentro.
La ecuación es muy sencilla: alguien ofrece un servicio y alguien está dispuesto a pagar por ese servicio. Punto. No perjudica a terceros. No hay daños colaterales (por ejemplo, con las máquinas tragaperras o determinadas drogas legales, como el alcohol, no sucede lo mismo)
Regular la actividad de prostitución voluntaria es un paso interesante y necesario desde hace mucho tiempo que está dando la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, para la ciudad condal, así como la creación de una mesa de lucha y prevención con la trata de mujeres.
Es asimismo interesante y necesario realizar esta distinción.
Hay empresas, como La Perla Negra de Barcelona que destacan dentro de su sector por ser la única con Certificado ISO 9001 de Calidad. De esta forma, cumple con las Normativas de Calidad Internacionales adecuadas. De hecho, la Perla Negra ni tan siquiera se regula como local de prostitución, sino que está dentro del régimen de hoteles.
He aquí la diferencia entre la prostitución ejercida a la fuerza en condiciones insalubres e inseguras y esa otra actividad denominada “de prostitución voluntaria “y en locales donde hay seguridad y hay higiene.
La regulación de la prostitución voluntaria sólo puede redundar en beneficio tanto para las mujeres decididas a ejercerla, como para los clientes.
Mantener esta actividad en la alegalidad o la ilegalidad supone ahondar aún más esta diferencia ya subrayada y que muchas chicas, obligadas en contra su voluntad a ejercer la prostitución, sufran vejaciones constantes y peligro físico y real de sus vidas.