Me recordaba Pedro Hernández Caballero, presidente de la junta local de la Asociación Española contra el Cáncer en Alcantarilla, la pregunta que me hacía cuando recibí el diagnóstico, hace casi nueve años: “Entonces te preguntabas ¿por qué a mí? Sin embargo, con lo vivido hasta ahora, la pregunta debe ser otra ¿por qué a mí no?”
Y tiene razón Pedro, cuando la vida da un vuelco nos preguntamos por qué nos ha tocado a nosotros, creyéndonos inmunes a las desgracias, las malas noticias, las enfermedades o los accidentes, sencillamente porque elegimos vivir así. Un error sobre el que aprendemos más adelante, cuando vemos que no solo es posible que nos ocurra a nosotros (¿quién eres tú para que las desgracias solo le ocurran a otros?) sino que es incluso posible que la ruleta gire y gire agravando mucho el peor de los escenarios que pudiéramos imaginar para nosotros mismos.
Hoy retomo la edición de este blog con esta reflexión, porque la experiencia en torno al cáncer es algo que nunca se acaba, que dura y dura como aquel conejito tan famoso ¿recuerdas? y los sentimientos que despierta tampoco se evaporan.
Quiero seguir compartiendo información de interés a través de esta publicación a la vez que trato de mantener lo que aprendí con todo aquel sufrimiento. Porque la vida es sencilla, pero caprichosa.