Me siento muy débil, los 5 ciclos de la quimio y la anemia están minando mis energías y me cuesta más mantener algunas cosas, como este blog. También es verdad que me veo al final del túnel, tan solo me queda pasar éste y un ciclo más de quimio para cambiar de pantalla, y eso me lleva a pensar en lo mucho que deseo que pase el tiempo.
El lunes me costó dejarme inyectar, estaba nerviosa porque ya me cansa tanta inyección y volví a anticipar síntomas, lo que no me lo pone muy fácil. Al final hice como si nada, como que todo iba bien, y acabé con un par de derrames en el brazo ¡sig! mi contribución al aprendizaje de las enfermeras novatas…
Por otra parte, esta vez me han prescrito EPO para tratar de amortiguar la debilidad que me produce la anemia -que yo asocio en parte a la dureza del ciclo anterior- y al final me la han tenido que retirar, combinarla con los neutrófilos me produce fuertes mareos.
De todas formas, voy a seguir luchando y, aunque mi oncóloga diga que la anemia “no depende de lo que comas”, pienso tratar de amortiguarla con algo de materia prima. No tengo otra cosa que hacer.
Las muchas horas que paso tumbada, contemplando esta inexorable fuga de horas que pasa ante mis narices, las dedico a soñar. A soñar con que un ejército de nano-soldados le plantan cara a las puñeteras células cancerosas que nadan en mi interior, presumiblemente, y las vencen. Con que un puñado de nano-células amigas me va a ayudar a salir adelante en cuanto empiece con la radioterapia. No sé, en el fondo siento que estoy límpia y que esto, dentro de un tiempo, pasará a ser un mal recuerdo. Y así lo espero.