Mañana otoñal en Murcia, está lloviendo, algo que no ocurre habitualmente. Y llueve mucho, porque se ha activado el plan de inundaciones. En fin, es un día apacible para quedarse en casa, con las persianas arriba para ver caer la lluvia y escribiendo…
La visita al centro de salud mental fue muy bien. Antes de entrar a la consulta de la psiquiatra, la enfermera te hace un pequeño cuestionario. Una vez más, otra, antes de 5 minutos ha conectado conmigo por completo, tocada como está por el cáncer. “No debería contarte esto, pero hace un año falleció mi marido de cáncer de páncreas”, a partir de ahí comienza la historia. Me cuenta su caso, otro caso de lucha, de superación y de victoria, aunque acabara con su muerte, porque fue una muerte digna.
Unos minutos más, y en la consulta de la psiquiatra vuelve a ocurrir. Noto que se resiste, pero es totalmente receptiva a lo que le voy contando; el impacto, los tratamientos, las dudas, la angustia, el miedo, la ansiedad… No tarda mucho, ella no da tantos detalles, pero vuelve la expresión “te comprendo más de lo que imaginas”. La atención y el trato, impecables.
Pero sí imagino, más de lo que los demás creen. Llevo 19 meses escuchando y leyendo expresiones de personas que se han visto afectadas por un diagnóstico de cáncer. El penúltimo, hace unos días, el de Fina, que vino a conocerme con su marido Francisco desde Fuente Álamo.
Y, por el camino, una mala noticia, otra familia sacudida por el dolor y la pérdida el pasado mes de agosto. Una mujer de mi edad, con mi mismo tipo de cáncer, un marido que la adoraba -y que me obsequia con su amistad desde hace muchos años- con dos hijos pequeños a los que ya no verá crecer…
Y es que pensamos, cuando nos anuncian que hemos sido llamados a la guerra por nuestra salud y nuestra vida, que el nuestro es un caso aislado que nos afecta a nosotros y a nuestro entorno. Nada más equivocado, esto cada vez es una causa más común. A cada segundo, desgraciadamente, hay más personas afectadas, más guerreros sintiendo los mismos miedos, más familias conmocionadas, más amigos abatidos, más compañeros y vecinos afectados… Y todos sentimos de similar forma. No hay muchas diferencias, aunque lo parezca.
Hace poco vi, en un reportaje de La2, que en Estados Unidos había surgido un grupo de mujeres afectadas por el cáncer de mama, y que promovían concentraciones silenciosas en diversas ciudades para llamar la atención de los demás sobre la verdadera incidencia de esta enfermedad. Para ello, se visten todas del mismo color y así logran transmitir una imagen más expresiva que cualquier afirmación; somos multitud.
En fin, que tengo cita de nuevo el 29 de octubre, y mientras debo tomar unas pastis que se supone me van a ayudar a prepararme para la vuelta a la vida normal. Algo que, sobre todo, merecemos mi adorado marido, mi hija y yo. Eso espero.
ESPECIAL: No es habitual en mí, pero quiero enviar un paquete de cariño y ánimo a 3 hombres a los que aprecio sinceramente; JM que aún llora por la pérdida de su adorada esposa, el conocido juez de Granada Emilio Calatayud y a su esposa Azucena, y a Nacho de la Fuente y Marta, que están ahora atravesando el túnel. Un abrazo gigante.