He decidido aplazar mi próxima cita con el sufrimiento. Si le dedico atención ahora no podría disfrutar de la vida. Ya tendré tiempo en el más allá.
Llevo todo el fin de semana cuidando de los dos ángeles que sujetan mi corazón; mi hija y mi marido. Desde que ella comenzó a ir a la guardería, en casa enfermamos de dos en dos.
Ha sido un placer, no que estuvieran enfermos, sino que por primera vez en muchos meses fuera yo la que les cuidara…
Me paran por la calle; “Me gusta tu blog”, “Tu blog está muy chulo, felicidades”, “Mucho ánimo”, y me abruman. A algunos les conozco, a otros no. El último, mi vecino del 1º el otro día, después de asistir a la reunión de la comunidad de propietarios
Tengo la sensación de que casi todos mis lectores son de Alcantarilla, y me encanta, porque me recuerda lo cómoda que me siento viviendo aquí, entre esta gente que tantas cualidades tiene.
Ellos me acogieron no sólo con los brazos abiertos, sino de corazón, hace ya casi 20 años, cuando comencé a trabajar aquí. Y así sigo, refugiada en ese abrazo tan cálido…