García Martínez -2 enero-1993
Bueno, ¿cómo resultó por fin la nochecita? ¿Ha dejado usted de fumar, tal y como se había prometido a si mismo? ¿Cuánto lleva ya desde que se levantó? El síndrome de abstinencia tiene mala sombra. Se le pone a uno la cabeza como gorda. Y te entra una, ya lo que ya hicimos el año pasado por estas mismas fechas. O sea: volver a fumar. Y tocante al alcohol,¿qué?¿ha sabido usted prescindir del güisquicillo del mediodía? Ya, ya sé que la cerveza sin alcohol no hecha gusto a nada .Aunque algunos llegan a acostumbrarse. Pero, usted aseguró (poniéndose muy serio) que, desde que comenzaba el 93, ni una gota. Pero le apetece un chupito ¿verdad? Le diré cómo arreglarlo: Tome un vaso, póngale dentro dos cubitos y échese al cuerpo si quiera un medio.
Y lo mismo digo tocante a la dieta a la que pensaba usted sujetarse en cuanto acabara 1992. ¿Es que es un crimen comerse un pollico de corral con tomate? ¿Es un crimen?, pregunto ¿cuantos días vive uno? Cuatro. ¿Merece la pena tanto sacrificio? Te matas a trabajar, aguantas como puedes los disgustos que te dan los unos y los otros…Y cuando llegas a casa reventado, ¿qué? Ni güisqui, ni cigarrito, ni muslo de pollo entomatado. (Por ciento, el tomate debe estar, como si dejáramos, pegadito al pollo. Nada de tomate en caldo, ¿eh?)
¡Feliz año nuevo, hombre!