García Martínez – 25 febrero 1993
Van a conseguir ponernos la cabeza loca. Este Gobierno que disfrutamos, al mismo tiempo que lo padecemos, nos ha venido diciendo desde siempre que Jacques Delors, personaje importante de la CE, era bueno. O sea, amigo de España. Nosotros, que estamos en nuestra casa sin meternos con nadie, fijamos en nuestra mente la imagen de don Jacques Delors dentro del apartado de personas excelentes. A partir de ahí, cada vez que aparece su rostro en la tele, o en los periódicos, el cerebro que casi todos llevamos dentro de la perola reacciona y dice: “He aquí a Delors, El Excelente”. Como consecuencia de ello segregamos determinados humores que nos hacen sentirnos bien y que generan afecto hacia Delors.
Bueno, pues, cuando ya lo teníamos todo montado de esa estupenda manera, el mismo Gobierno viene a decirnos que, de la noche a la mañana, Delors se ha vuelto malo. O sea, que es poco amigo de España. Lo cual provoca serios trastornos en nuestro organismo. Ahora hay que ponerse a cambiar todo el esquema conciencial. Borramos de la memoria que es bueno, escribimos que es nefasto y, cuando nos lo echemos a la cara, tendremos que segregar un tipo de humor negativo, que nos permita sentir odio hacia Delors.
El Gobierno debería asegurarse desde el principio sobre la calidad de ciertos individuos públicos y notorios. Mal está que jueguen con nuestro estómago, pero la cabeza…
No nos toquen la cabeza, por favor…