García Martínez – : 26 febrero 1993
A los divos, o pseudos -en realidad todos somos pseudos les encanta decir chorradas para llamar la atención. Así, la llamada Almudena Grandes, experta en erotismo, dice: «A mí no me gusta la corrupción, pero si la antítesis de la corrupción va a ser la horrible soledad calvinista de Suiza, donde la Comunidad se dedica a delatar al vecino porque hace ruido, ¡yo no quiero gente pura para nada!
No veo yo que la horrible sociedad suiza sea la antítesis de la corrupción. Ni me parece a mí que este país nuestro corra peligro de adoptar hábitos calvinistas. Y, por otro lado, delatar avecino porque hace ruido es la consecuencia de vivir en una sociedad donde lo normal es que los vecinos no molesten con sus ruidos. Entonces, ¿qué? ¿Por qué nos empeñamos en complicarlas cosas? Estamos de acuerdo en que la corrupción es mala. Acabemos con ella. Y ya está. Ni sociedad calvinista, ni horrible sociedad suiza. Y en cuanto a los vecinos que molestan, pues habrá que delatarlos. Más que nada porque la Constitución establece-ya sé que no literalmente- que cada vecino de este lugar tiene derecho a no ser molestado por otro vecino. Padecen los escritores el mal vicio de pasarse la vida hablando de los otros escritores, o pontificando acerca de esto o de lo otro. Y ello a pesar de que la literatura española de hoy es, en general, mediocre. «La horrible sociedad calvinista…..»
¡Qué tontería!