García Martínez
El único catecismo que yo me sé no es otro que el de Ripalda. Este que ha salido ahora -por ser él demasiado joven y yo demasiado viejo-, ya no es para mí. Esos pecados nuevos que dicen que trae la reciente edición, a servidor no le alcanzan.
Pues todo buen cristiano viene obligado -a lo largo de su corta vida- a no cambiar de pecados como el que cambia de chaqueta.
¿En qué términos trata la abstinencia el catecismo ahora vigente? Me refiero a la de llenar la andorga, como parece obvio. ¿Qué explica sobre el no comer carne y el sí comer pescado? No lo sé. Pero supongo que, si es tan moderno como aseguran, habrá tenido en cuenta a esos mindangos que cumplen lo mandado sustituyendo la carne por el marisco. Resulta paradójico que, pretendiendo con la abstinencia una mortificación del individuo, lo que de verdad mortifica sea comerse una chuleta de cerdo, y encima peques. Y que cuando te tomas unas pocas cigalas (pero de las gordas), una docena de gambas y un bogavante no sufras mortificación ninguna -antes al contrario- y sin embargo satisfagas a Dios.
Ya digo que no tengo idea acerca de cómo el catecismo de Roma aborda la cuestión. En el caso de que la aborde, que esa es otra. Pero sepan los legisladores que, en llegando la Semana Santa, el marisco sube de precio y cierto personal de misa y plancha se lo quita al pescadero de las manos. Avisados les dejo para que no se llamen a engaño.