García Martínez – 25 abril 1993
Alemana ha bajado el precio del dinero -escriben los periódicos-, lo que sin duda repercutirá muy pronto en España. Creo recordar que, según los manuales, el precio es el valor de cambio de un bien. De ahí que no acabe yo de entender eso de que el dinero tiene un precio, como si se tratara de una sandía. Porque hay diferencias. Tú pagas unas perras, te llevas la sandía a casa y te la comes. En el caso del dinero, tú pagas unas perras, te llevas el dinero a casa…, y en un plazo fijo tienes que devolverlo. Si no lo devuelves, te llamarán moroso. Y si insistes en lo mismo, te llamarán del juzgado.
Hablemos, pues, con propiedad para que no se confunda nadie. El dinero, lo mismo que el cariño verdadero, ni se compra ni se vende. En todo caso, se alquila. Cuando el banco te presta (vende) unas pesetas, luego hay que devolverlas todas”, unas pocas (o muchas) más. Puro alquiler. Porque, claro, cuanto te hablan de comprar y vender dinero, alguien trata de meterte mensaje subliminal, que se llama, de modo que el prestatario tiene la impresión subconsciente de que no tendrá que amortizarlo que le dan, De ahí que mucha gente se embarque en créditos bancarios que después no podrá pagar.
Creo que, para la buena marcha -y tal como están las cosas, los economistas y similares deberían hablar de una bajada (o de una subida) en el alquiler del dinero.
Evitaríamos algún suicidio que otro.